Carne premium argentina conquista 40 países: la historia de una empresa familiar que provee al Faena, Casa Vigil y Michel Rolland
Con un 70% de sus ventas en el mercado doméstico y un 30% destinado a exportación, la firma familiar pasó de ser una pequeña carnicería a un referente que provee a la alta gastronomía. "La carne argentina es un producto valorado", afirma su director.

En 1993, dos hermanos tomaron la decisión de hacerse cargo del negocio familiar de carnicería que su padre había iniciado décadas atrás. Lo que comenzó como un pequeño establecimiento que vendía carne y atendía a algunos restaurantes locales se transformó, con el paso de los años, en una empresa referente en el mercado de carnes premium, con presencia en 40 países y proveedora de los restaurantes más prestigiosos de Argentina.

"Comencé de chiquito, en realidad. Mi papá tenía cadena de carnicerías y siempre anduve desde que tengo uso de razón jugueteando entre la carne", rememora Gustavo Castellucci, quien junto a su hermano tomó las riendas del negocio luego de haber dedicado la primera parte de su juventud al fútbol.

Con 30 años de trayectoria en el sector, Muge logró posicionarse como un referente en carnes premium, fusionando tradición, vínculos humanos y el inigualable legado de las razas autóctonas argentinas. Actualmente, cuenta con un ciclo exportador habilitado para más de 40 mercados internacionales, manteniendo una proporción de 70% de ventas al mercado doméstico y 30% al exterior.

Calidad antes que volumen

Para Castellucci, el crecimiento de la empresa no está ligado a los volúmenes, sino al valor agregado: "No nos vuelve loco el volumen, el crecimiento en porcentaje, lo que necesitamos es agregar valor. Consideramos que es el fuerte de la carne de este país. Pampa húmeda no hay muchas en el mundo. Entonces el punto es el valor agregado, es ahí donde hay que apuntar".

Con 150 empleados, la empresa se enfoca principalmente en la gastronomía de elite: "Donde haya un nicho tenemos que estar nosotros", afirma el empresario, quien destaca que aproximadamente 5.000 ojos de bife se venden mensualmente, siendo este el corte estrella de la empresa tanto en el mercado local como en el internacional.

"El ojo de bife se puso de moda. Me lo piden en Puerto Madero y lo piden en Palestina", comenta sorprendido. "Tenemos un distribuidor en Palestina que distribuye carne de calidad allá y está desesperado por el ojo de bife, igual que en Perú. En Europa es más normal".

El camino no fue sencillo. Muge, como tantas otras empresas argentinas, tuvo que sortear numerosos obstáculos económicos durante los últimos 30 años en Argentina: convertibilidad, crisis de 2001 y continuos cambios en las reglas del juego para exportadores.

"Todo el desarrollo que hicimos nosotros fue... alguien con un pensamiento normal no lo hubiera hecho. Cuando necesitás exportar, necesitás tener desde el estado cierta previsibilidad. Acá cambiaron las reglas desde el momento en el que yo te estoy contando, las reglas en forma drástica, cuatro o cinco veces: tipos de cambio, lo que ya todos sabemos", reflexiona Castellucci.

A pesar de los desafíos, el empresario siempre tuvo claro el potencial de la carne argentina: "Entendí que cuando vas a un mercado extranjero y no tenés que explicar el producto que vendés, tenés una ventaja enorme". Esa convicción fue la que lo "alimentaba a ir para adelante" incluso en los momentos más difíciles.

Proveedores de la alta gastronomía

El frigorífico, ubicado en Mataderos, abastece a los principales referentes de la gastronomía argentina. Entre sus clientes más destacados se encuentran el Hotel Faena, Casa Vigil, Michell Rolland, Fogón, Cabaña las Lilas, Hotel Alvear, Palacio Duhau, Happening, Anafe, La Cabrera, Hotel Madero, Fico, Eat Catering, Big Pons y Madre Rojas.

La compañía logró establecer un vínculo estrecho con los mejores chefs del país, quienes valoran la trazabilidad, el sabor y la historia detrás de cada corte. Su apuesta por la calidad se evidencia también en las certificaciones internacionales como HASAP y el sello de Angus Certificado, garantizando altos estándares de bienestar animal.

Gustavo Castellucci, de Muge

Un hito reciente en la expansión internacional de la empresa fue la apertura de una sucursal en Hungría, que facilita la distribución de la carne argentina en Europa. En Budapest, el restaurante Cut & Barrel, embajador de la marca, recibió su primera estrella Michelin en diciembre de 2024, destacando el valor de la carne argentina en su propuesta culinaria.

De cara al futuro, Castellucci revela que estaría analizando la posibilidad de abrir un local comercial, pero no en Argentina: "Todos nos preguntan por qué no tenemos algo a la calle, ¿viste? Pero no es la idea acá, por ahí hay algún proyecto de armar algo a la calle, pero afuera para darle valor a la carne argentina en el exterior".

Sin embargo, el empresario destaca que la prioridad para este año es el ordenamiento interno: "Es fundamental este año ordenarse para dentro, estar bien en guardia y a partir de ese ordenamiento poder crecer en valor y con este tipo de proyecto".

El consumidor actual y la revalorización del oficio

El director de la empresa observa un cambio en los hábitos de consumo: "A través del tiempo, el consumidor está necesitando entender de dónde viene el producto, entender la trazabilidad. Hoy los productores son muy importantes en la cadena del plato final".

Esta evolución en las preferencias del consumidor también incluye una mayor conciencia sobre los procesos productivos y el cuidado del planeta.

Para Castellucci, el oficio del carnicero, que su padre ejerció desde muy joven, está viviendo una revalorización: "Yo veo al carnicero como un nuevo joyero". Y agrega que la industria de la carne argentina todavía tiene mucho potencial por explotar: "Siempre dije que estamos atrasados 40 años. Hay mucho para hablar, mucho para decir sobre la carne".

Asimismo, considera que es momento de contar la historia detrás de la carne argentina: "Yo creo que llegó el momento para que cuente su historia también, porque forma parte de un proceso, como un legado. Yo voy a los campos y hay un montón de historias ahí adentro. Y mi producto tiene un montón que ver con las historias de los paisanos del campo. Entonces, bueno, hay que empezar a mirarlos porque aparte forma parte de nuestro ADN, cierra.