El 25 de octubre el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) confirmó que Uruguay ya puede exportar caballos deportivos a China. La apertura sanitaria se había acordado el año pasado, pero la comercialización dependía de que la Administración General de Aduanas de China (GACC) comunicara el modelo del Certificado Veterinario Internacional (CVI) a sus pasos fronterizos; ese trámite se completó recientemente y dejó el mercado operativo.
Para los criadores nacionales, la noticia llega con expectativas y cautelas. En diálogo con Forbes Uruguay, José Luis Strazzarino, presidente de la Asociación de Criadores de Caballos de Uruguay, celebró la posibilidad de acceder a un comprador de mayor capacidad adquisitiva: "Es todo un mercado que se abre, muy positivo". Strazzarino remarcó que, si bien los remates locales promediaron entre US$ 17.000 y US$ 18.000 por ejemplar en el último año, en China un buen precio podría situarse "en torno a los US$ 40.000 - US$ 45.000".
Sin embargo, el dirigente advirtió que el impacto dependerá del flujo real de demanda y de la capacidad productiva de las salas de cría uruguayas. Actualmente, la producción anual ronda los 1.400 potrillos entre todos los haras, con un promedio de 18-20 potrillos por establecimiento. Además, los costos logísticos y administrativos para exportar un caballo pueden sumar entre US$ 15.000 y US$ 18.000 por unidad; así, el margen final puede ser el mismo pero el volumen sería eventualmente mayor.
Desde la vereda de los haras familiares, la mirada es complementaria: Carolina Gianola, vocera del Haras La Madriguera (establecimiento fundado y dirigido por su padre, el Dr. Ariel Gianola), coincidió en el potencial del mercado, pero enfatizó la necesidad de planificación estratégica. "Uruguay ofrece condiciones inmejorables para la cría equina", dijo Gianola a Forbes Uruguay, destacando clima, pasturas y estatus sanitario como ventajas competitivas que pueden abrir puertas en China.
Sin embargo, también moderó las expectativas sobre efectos inmediatos en la renta del sector: "No parece razonable esperar un cambio inmediato o radical". Explicó que, para que la apertura se traduzca en mejores precios y mayores inversiones, será necesario entender con precisión qué tipo de caballo demanda China, si compradores buscan ejemplares de élite con trayectoria internacional o animales robustos y resistentes para campañas deportivas, y adaptar la oferta en consecuencia.
Esa definición operativa condicionará las inversiones requeridas por los criadores. Según Gianola, aunque Uruguay parte de una base favorable, los productores deberán "ajustar prácticas de manejo, presentación y certificación sanitaria, y fortalecer la profesionalización de la cadena" para ser competitivos frente a países con larga tradición exportadora, como Australia.
Asimismo, destacó que el éxito exigirá "una acción coordinada entre el sector privado y el público", un punto que también mencionó Strazzarino como clave para escalar sin erosionar precios.
Una comitiva viajará a China en noviembre
Ante la incertidumbre sobre demanda y canales de comercialización, los actores locales apuestan primero al diálogo y al conocimiento del mercado. La Asociación de Criadores enviará una delegación a China para reunirse este mes con importadores e intermediarios y evaluar la operativa de remates y ventas locales allí; el objetivo es recabar información que permita decidir si conviene enviar potrillos en el próximo año o concentrarse en ejemplares ya probados.
Ambos subrayan dos retos concretos como la capacidad productiva limitada de los haras uruguayos, que hoy no admitiría una exportación masiva sin ajustes, y la logística y costos asociados a la exportación a tan larga distancia. En ese sentido, Gianola tomó como referencia el caso de países que lograron abrir mercados internacionales con planificación sostenida. "Irlanda es un ejemplo a mirar", dijo, por su política de acompañamiento institucional y perseverancia en la internacionalización del sector hípico.
Si la demanda china se afirma, Uruguay puede ganar mejores precios por sus ejemplares de élite y también incentivos para profesionalizar la cría, mejorar servicios veterinarios y aumentar la escala productiva. Pero para llegar a ese escenario, los entrevistados coinciden en que harán falta medidas y acuerdos que alineen oferta, calidad sanitaria, canales comerciales y apoyo institucional.

