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Facturan US$ 1 millón por día y ya se convirtieron en la startup de software de más rápido crecimiento de la historia

Iain Martin

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Lovable, con sede en Estocolmo, llegó a más de US$ 100 millones en ingresos anualizados en solo ocho meses. Lo hizo gracias al uso de inteligencia artificial, que permite a millones de personas sin conocimientos de programación convertir sus ideas de forma instantánea en sitios web, apps y trabajos paralelos online.

1 Septiembre de 2025 07.28

Oskar Munck af Rosenschöld nunca pensó en dedicarse al espectáculo. Sin embargo, durante una pausa para el café en Estocolmo, un amigo productor de cine le propuso una idea para una startup: un mercado que conectara películas con inversores y ayudara a los cineastas europeos a conseguir financiamiento, una tarea que suele ser interminable. Muchas veces estas ideas no pasan del café. Pero solo unos meses después, FrameSage ya funcionaba y había generado sus primeros US$ 50.000 en ingresos. Fue posible gracias a Lovable, una herramienta de codificación con inteligencia artificial que Munck af Rosenschöld usó para armar la estructura técnica del negocio en apenas 10 días.

"Sentís que tenés la llave mágica para desarrollar software", dice Munck af Rosenschöld, que trabaja como gerente de proyectos en una farmacéutica y nunca había programado más allá de la universidad. "Esto nos ahorró decenas de miles de dólares en desarrolladores y unos cuatro meses de trabajo", agrega.

No es el único joven fundador fascinado con Lovable, el nuevo unicornio sueco de la inteligencia artificial. Solo en junio se crearon, alojaron y lanzaron unos 750.000 proyectos —apps, sitios web y negocios completos— con apenas unas frases descriptivas y algunos clics. Esto no se parece a los viejos y torpes creadores de sitios personales. Tampoco son simples bocetos o wireframes que lucen bien, pero no sirven. Los productos que salen de Lovable, armados en minutos con inteligencia artificial generativa, funcionan: desde boletines de correo electrónico hasta pagos con Stripe.

"Me mostraron Lovable y supe qué haría en los próximos años", dice Jaleel Miles, residente en Malmö, Suecia, que creó su startup de gestión de restaurantes, Quicktables, en solo dos meses usando esa herramienta. Desde mayo, su sitio web ya registró más de US$ 120.000 en ventas.

Lovable se convirtió en la startup de software con el crecimiento más veloz de la historia. Alcanzó US$ 100 millones en ingresos por suscripciones anualizadas en apenas ocho meses desde su lanzamiento, en noviembre del año pasado. Superó así a otras gigantes como la israelí Wiz, enfocada en seguridad en la nube, y la plataforma de recursos humanos Deel, con sede en San Francisco. Esas empresas tardaron 18 meses y casi dos años, respectivamente, en alcanzar esa cifra.

"Los humanos somos constructores de corazón, pero ser capaces de escribir código o tener acceso a capital fue la clave para desarrollar software", afirma Anton Osika, cofundador y CEO de 34 años, que fundó Lovable en septiembre de 2023. "Ahora entramos en una nueva era", asegura.

Lovable
Anton Osika, cofundador y CEO de 34 años, fundó Lovable en septiembre de 2023.

 

Lovable no atrae solo a jóvenes sin experiencia. QConcursos, con base en Río de Janeiro, tiene unos 200 empleados que ayudan a estudiantes brasileños a prepararse para exámenes universitarios y de ingreso al servicio público. Su director ejecutivo, Caio Moretti, cuenta que usó Lovable para crear una nueva versión premium de su app en apenas dos semanas. En las primeras 48 horas, generó más de US$ 3 millones. "Si hubiéramos estado programando en nuestra plataforma tradicional, nos habría llevado un año desarrollar un nuevo producto", dice.

El éxito también llegó por una app para seguir torneos de pickleball. Ese fue el primer paso de Ben Fletcher, socio del fondo Accel. El inversor británico la armó en un fin de semana con Lovable, y luego desarrolló una herramienta para analizar los datos de ventas de startups. Hoy lidera una ronda de inversión de US$ 200 millones en la startup sueca, que ya vale US$ 1.800 millones. Los fundadores, que conservan el 50% de la compañía, tienen una participación estimada en US$ 900 millones. "Vemos a Lovable como un director de tecnología con opiniones firmes que crea tu producto por vos", resume Osika, que ahora empezó a invertir en los proyectos más prometedores creados en su plataforma.

Los US$ 200 millones de la nueva ronda de inversión, junto con los US$ 23 millones que ya había recaudado, deberían ayudar a Lovable a enfrentar la competencia de rivales con respaldo fuerte del Área de la Bahía, como Replit —que recibió US$ 97 millones y fue valuada en US$ 1.200 millones— y StackBlitz, que juntó US$ 105 millones en enero y figura entre las startups con más chances de convertirse en unicornios este año.

Pero Lovable no solo compite contra otras startups. También debe mirar de reojo a gigantes como OpenAIGoogle, que con Firebase Studio ya permiten crear apps y sitios web a partir de simples instrucciones en inglés. Ambos apuntan al mismo mercado de creación de software asistido por inteligencia artificial.

Esa tecnología no solo transforma lo que hacen Lovable y sus rivales, sino también el trabajo diario en Silicon Valley. Startups como CursorCline Cognition están cambiando la manera en que programan los desarrolladores profesionales. Según Satya Nadella, en Microsoft la IA ya escribe hasta el 30% del código. Sundar Pichai, de Google, dijo algo similar y, según se supo, desembolsó US$ 2.400 millones para contratar a los fundadores de Windsurf y fortalecer sus herramientas de programación con IA.

Los ingenieros de software, antes muy buscados, también sintieron el golpe: tanto en Google como en Microsoft hubo despidos que alcanzaron a perfiles técnicos. El fondo SignalFire, que sigue la evolución del empleo tecnológico, detectó una caída del 25% en las contrataciones de programadores junior el año pasado. Igual, Lovable no apunta a los profesionales. Sus usuarios son personas curiosas, diseñadores y emprendedores. "Los desarrolladores son muy importantes, pero solo representan el 1% del mercado", explica Fletcher.

Para emprendedoras como Theresa Anoje, que nunca había programado más que algunos retoques en su página de Tumblr, Lovable marcó un antes y un después. Desde San Francisco, llevaba años con la idea de convertir su boletín de empleos, Remotely Good, en un sitio web completo para búsquedas laborales. Pero siempre se topó con trabas para conseguir financiamiento y escalar. Todo cambió cuando armó su nuevo sitio en un solo fin de semana con Lovable. "Fue un alivio enorme", dice. "Fue una revelación", añade.

Lovable permite crear algunos proyectos simples de forma gratuita. Para funciones más complejas o pedidos específicos a la IA, hay planes pagos que arrancan en US$ 25 por mes. Desarrollar algo como el clásico Snake para celulares cuesta cerca de un dólar en créditos Lovable. Un proyecto más avanzado puede superar los US$ 50. Aun así, sigue por debajo del valor por hora de un programador humano promedio.

Lovable
Lovable permite crear algunos proyectos simples de forma gratuita, aunque para funciones más complejas o pedidos específicos a la IA, hay planes pagos que arrancan en US$ 25 por mes.

 

El propio Anton Osika no comenzó como desarrollador profesional, aunque desde los 12 años programaba el mismo tipo de juegos sencillos que ahora se generan en minutos con su herramienta. Estudió física en el KTH Royal Institute of Technology, una de las instituciones más prestigiosas de Suecia, y luego trabajó unos meses en el CERN, en Suiza. Pese a que el laboratorio reunía a miles de los mejores físicos del mundo, Osika sintió que dedicar años a "proyectos imposibles", como la búsqueda de materia oscura, desperdiciaba el potencial humano. "Se dio cuenta de que se tiene mucho más impacto en la industria, creando empresas", aseguran.

Después de un paso por Ampfield, una firma de trading en Estocolmo, en 2017 se sumó a una startup de inteligencia artificial enfocada en educación. Luego cofundó y fue director de tecnología en Depict AI, donde ayudó al cofundador a llevar adelante el proyecto.

Oliver Edholm vendía a minoristas un algoritmo de recomendación de productos similar al que usa Amazon. Con su equipo, entraron a la aceleradora Y Combinator y en un año generaron US$ 1 millón en ingresos. En 2022, recaudaron US$ 17 millones de fondos como Tiger Global, uno de los inversores más reconocidos del sector.

Pero el crecimiento de Depict, la startup que lideraban, se estancó cuando bajó la fiebre del comercio electrónico tras la pandemia. Al mismo tiempo, la inteligencia artificial empezaba a ganar fuerza con el lanzamiento de ChatGPT. "Pensé: 'Tenemos que hacer esto en Depict, o tengo que encontrar la manera de aprovechar esta enorme ola que se nos viene encima'", recuerda Anton Osika.

Tan convencido estaba del potencial de la IA que en su tiempo libre creó una herramienta llamada GPT Engineer y la subió a Github en junio de 2023. Casi de inmediato, el proyecto se volvió tendencia entre los desarrolladores. Osika entendió que había encontrado algo fuerte. Renunció a Depict y sumó a Fabian Hedin, un excompañero de esa empresa, como cofundador y director de tecnología. Decidieron transformar GPT Engineer, hasta entonces una herramienta compleja, en una plataforma visual que cualquier persona pudiera usar. "Se dieron cuenta de que era extremadamente potente", dice Hedin.

En octubre de 2023, levantaron una ronda de inversión inicial de US$ 8 millones, liderada por el fondo Hummingbird. Sin embargo, la primera versión de Lovable no funcionó. Así que la rehicieron desde cero para que sirviera más allá de juegos básicos o sitios estáticos. El relanzamiento en noviembre de 2024 funcionó: recaudaron más de US$ 5 millones en apenas un mes.

Lovable hoy factura cerca de US$ 1 millón diarios en suscripciones, pero enfrenta una competencia cada vez más fuerte. Su foco en sitios de portafolio y prototipos simples la pone en conflicto directo con unicornios de una generación anterior como Figma, así como con plataformas como Wix Squarespace. Todas esas empresas también están desarrollando sus propias herramientas con inteligencia artificial. Figma ya lanzó un generador de código este año y, en junio, Wix —que cotiza en el Nasdaq— compró una startup de codificación con IA por US$ 80 millones. La compañía tenía apenas seis meses de vida.

Lovable todavía tiene limitaciones. Su fuerte es el diseño web, pero cuando se trata de integrar funciones más complejas, todavía se necesita intervención humanaLennert Jansen, ingeniero de IA en Países Bajos, usó Lovable para armar un prototipo que le permitió entrar a Y Combinator con su startup Airweave. Su herramienta conecta apps como Gmail con pequeños fragmentos de código autónomos, los llamados agentes de IA. Lovable no logró resolver la parte técnica, así que Jansen y su socio reescribieron el código a mano. Aun así, haber acelerado ese primer paso les ahorró tiempo valioso. "Si no hubiéramos tenido Lovable, no nos habría dado este punto de partida tangible", dice Jansen. "Fue un triunfo enorme dada la velocidad con la que se mueve este mercado", señala. Hoy Airweave genera US$ 17.000 por mes y acaba de cerrar una ronda de financiación de US$ 6 millones.

Otra debilidad que enfrenta Lovable es su dependencia de los mismos modelos de IA que usan muchas otras startups de codificación. En particular, se apoya en Claude, de Anthropic. Cada mes invierte millones de dólares para que ese motor impulse sus herramientas. Otras empresas invierten incluso más, lo que permitió que Anthropic generara US$ 4.000 millones en ingresos este año. Valorada en US$ 60.000 millones, ahora la propia Anthropic vende de forma directa su herramienta de programación.

Frente a eso, Osika no puede hacer mucho más que concentrarse en diseñar productos que a la gente le encanten, y seguir alternando entre modelos de IA en busca del que rinda más y cueste menos. "Los humanos se entienden entre sí", dice. "Y Lovable es la herramienta que nos permite hacer realidad nuestras ideas en minutos", concluye.

Con información de Forbes US.

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