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pensar ideas cerebro. Foto: Pexels.
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La innovación disruptiva como respuesta a la brecha entre la linealidad humana y la evolución exponencial del futuro

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Con un mundo en el que las tecnologías avanzan a gran velocidad, la solución no es seguir acumulando habilidades caducas, sino entrenar las metacompetencias.

10 Noviembre de 2025 09.58

Mientras seguimos pensando, sintiendo y actuando de manera lineal, el mundo ya se mueve a la velocidad de la inteligencia artificial, la biología sintética y la computación cuántica. La paradoja es evidente: somos seres lineales intentando sobrevivir en un entorno exponencial que nosotros mismos creamos.

Vivimos en una época en la que más de 30 tecnologías evolucionan a ritmo exponencial, redibujando los límites de lo posible antes de que logremos comprenderlos. Sin embargo, seguimos educando, liderando y decidiendo —consciente o inconscientemente— como si el futuro fuera una simple extensión lineal del pasado.

La consecuencia de este desfasaje es lo que llamo "distrés disruptivo": la tensión entre la velocidad del entorno y la respuesta desajustada de nuestra linealidad. Esa tensión, si no se gestiona, termina en burnout, la versión emocional del colapso sistémico. 

"El futuro no nos está esperando. Ya empezó. Y la mayoría aún no está entrenada para vivir en él". 

Según el informe más reciente sobre Digital Vortex del Global Center for Digital Business Transformation (IMD), el 82% de los CEO del mundo está preocupado por la disrupción digital, pero solo el 21,6% de las organizaciones cuenta con una estrategia integral para afrontarla. Es decir, casi todos ven venir la ola, pero pocos están aprendiendo a surfearla.

De las competencias a las metacompetencias

Durante décadas intentamos prepararnos adquiriendo competencias específicas: dominar un software, aplicar una metodología, aprender una técnica. Pero las competencias específicas nacen con fecha de vencimiento. Yo lo experimenté en carne propia: fui experto en Lotus 1-2-3 hasta que llegó Q Pro. Cuando dominé Q Pro, apareció Excel. En siete años pasé tres veces de experto a novato. Hoy, ese ciclo ocurre en apenas tres meses.

La solución no es seguir acumulando habilidades caducas, sino entrenar las metacompetencias que presento en el modelo Exponential Performance Skills (EPS), que desarrollé tras décadas de investigación interdisciplinaria y que hoy entrenamos en el Master en Creatividad, Innovación y Comunicación de la Universidad ORT Uruguay

Se trata de aquellas capacidades atemporales y transversales que nos permiten reinventarnos tan rápido como el mundo cambia, y dar respuestas innovadoras y disruptivas sobre la marcha. 

"La transformación digital es un espejismo si no va acompañada de una profunda transformación humana".

Las metacompetencias que demanda el liderazgo de la innovación exponencial

Las metacompetencias son las destrezas que permiten crear, innovar, aprender y liderar en escenarios inéditos, nunca antes vividos. De las 11 metacompetencias que integran el modelo EPS, me gustaría mencionar tres para ilustrar la esencia de la propuesta:

  • Gestión de la racionalidad → elegir conscientemente a qué le prestamos atención y dirigir nuestro pensamiento.
  • Gestión de la emocionalidad → elegir qué sentir, cómo sentirlo y cuándo sentirlo.
  • Gestión de la corporalidad → usar el cuerpo para inducir en nosotros y en los demás la emocionalidad y racionalidad que nuestros objetivos demandan.

Estas capacidades no reemplazan las competencias técnicas: las potencian, las multiplican y las hacen sostenibles.

El desafío no es adaptarse, es evolucionar, liderar y crear el futuro

El liderazgo del futuro no premiará a quien haga más de lo mismo más rápido, sino a quien logre pensar, sentir y actuar desde un nuevo nivel de conciencia, cimentado en las 11 metacompetencias del modelo EPS. No hay algoritmo que reemplace la capacidad creativa e innovadora de la humanidad ni inteligencia artificial que supere a una persona que ha despertado su propia inteligencia integral. "No se trata de adaptarnos a la era exponencial. Se trata de evolucionar con ella para liberarla". — Pablo Heinig

En definitiva, la revolución tecnológica no pide más conocimiento; pide más conciencia. Conciencia para despertar nuestra capacidad creativa e innovadora de manera integral. Y esa conciencia se entrena. Cuando aprendamos a gestionar nuestro pensamiento, nuestra emoción y nuestra corporalidad —entre otras metacompetencias—, dejaremos de ser víctimas del vértigo digital para convertirnos en creadores conscientes de la evolución humana.

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