Ximena Pardiñas es socia de la consultora Xn y directora de la academia de dicha institución, la cual se enfoca en la formación de líderes y en el desarrollo de las organizaciones. De profesión arquitecta y amante del deporte, en su adolescencia soñó con llegar a los Juegos Olímpicos y competir en nado sincronizado. Si bien no lo logró, asegura que el deporte le dejó un montón de enseñanzas que hoy aplica en su vida y en sus tareas.
Convencida de que los líderes se construyen, Pardiñas promueve el autoliderazgo, como herramienta cada vez más necesaria para que cada persona alcance su máximo potencial, dirija su carrera profesional y se sienta bien consigo mismo. "Tendemos a pensar que son los líderes los que mueven a esas personas. Y por supuesto que sí, pero hay otra cantidad de cosas que puede hacer cada uno. Por eso, es importante dar habilidades, herramientas y conocimientos no solo a los líderes, sino también a cada una de las personas de la organización. Eso repercute en el bienestar de cada uno y, en definitiva, termina impactando en los resultados y en el clima organizacional", señaló la socia de Xn en conversación con Forbes Uruguay.

¿Qué tres claves no pueden faltar en un líder hoy?
Muchas veces nos preguntan si líder se nace o se hace y la verdad es que la mayor parte de las cosas las podés hacer. Hay algo que sí tenés que tener: el gusto por trabajar con personas. Esa es un gran clave, porque el rol va mucho por ahí. Otra clave tiene que ver con la comunicación y la habilidad de conversar, porque es el canal a través del cual los líderes logran una cantidad de cosas. La otra es una definición que usamos mucho en Xn, que es "generar energía" en las personas.
¿Cuál es la principal diferencia entre los líderes actuales y los de hace 20 años?
Hoy hay más conciencia de la importancia de los líderes y su desarrollo en las organizaciones. Es como una profesión nueva, para la cual hay que formarse porque, por lo general, no te lo enseñan en ninguna carrera. Muchas veces vemos que una persona llega a un rol de liderazgo por sus habilidades técnicas y en ese momento se da cuenta que tiene que desarrollar las habilidades blandas. Hay más conciencia de que las habilidades técnicas te pueden llevar a un rol de liderazgo, pero no a ser un buen líder.
¿La importancia de las habilidades blandas en los líderes va de la mano con la relevancia que hoy se le da al bienestar emocional en las organizaciones?
Sí. Los líderes son importantes en las organizaciones, pero también cada una de las personas. Al final, cualquier empresa u organización son las personas que las forman. Entonces, desarrollar las habilidades de liderazgo en los líderes es importante, pero también lo es que las personas estén bien.
Tendemos a pensar que son los líderes los que mueven a esas personas. Y por supuesto que sí, pero hay otra cantidad de cosas que puede hacer cada uno. Por eso, es importante dar habilidades, herramientas y conocimientos no solo a los líderes, sino también a cada una de las personas de la organización. Eso repercute en el bienestar de cada uno e impacta en los resultados y en el clima organizacional.
¿Las empresas uruguayas tomaron conciencia de esa necesidad de trabajar en bienestar?
Hay conciencia sobre la importancia del desarrollo de habilidades complementarias a las técnicas. Recién empezamos a notar la toma de conciencia respecto a que las personas se sientan bien. Y que se sientan bien no pasa solo por darles beneficios o cosas materiales, sino también por el hecho de que cada uno pueda trabajar en su bienestar personal. Recién empieza a entenderse que las habilidades de liderazgo no tienen que estar reservadas solamente para los cargos de jerarquía, son para todos. Es lo que nosotros llamamos autoliderazgo.
¿Qué beneficios trae el autoliderazgo?
Las personas que se autolideran logran muy buenos resultados en el lugar que les toca, logran subir la vara de lo que se espera de ellos. Son personas que llegan más lejos, lo lejos que cada uno quiera. Y sobre todo se sienten muy bien, con mucha satisfacción y orgullo por lo que hacen dentro de la organización.
¿Cómo se puede construir?
En Xn tenemos un modelo para desarrollar el autoliderazgo, que tiene seis dimensiones. Una tiene que ver con entender qué se te da bien, qué no tanto y en qué podés trabajar más. También con la gestión de las emociones y con conectar con algo más profundo que la tarea. Es decir, a veces las personas hacen su tarea y no piensan por qué o dónde termina impactando. Cuando empezás a trabajar eso, te motiva mucho más y te hace sentir mejor.
Otras dimensiones tienen que ver con la toma de decisiones y con transitar los cambios que estas provocan. A veces, las personas no saben qué decisiones tomar, qué camino tienen que transitar, no piensan en el futuro: dónde me gustaría estar en unos años dentro de esta organización. Son reflexiones que no se hacen y decisiones que no se toman.

Lo último es construir tu red de vínculos. Es clave para el autoliderazgo y para el bienestar. No todos tenemos las mismas habilidades. Entonces, ir cultivando una red de vínculos que te complementen, te ayuden y tengas a quién consultar es importante.
Tuviste el sueño de llegar a los Juegos Olímpicos. ¿Qué lección te dejo eso que apliques en la formación de líderes?
Sí, de chica hice nado sincronizado a nivel competitivo. Los Juegos Olímpicos siempre fueron un sueño. El deporte y el alto rendimiento fueron una gran escuela de aprendizaje y autoliderazgo. Hoy me doy cuenta que muchas veces dejamos los conocimientos encapsulados en etapas y los guardamos, en vez de conectar con ellos y aplicarlos en cualquier momento de nuestra vida. Ellos te hacen quien sos hoy.
Yo tenía el deporte asociado a ese momento y lo había guardado. Lo mismo la arquitectura. Hoy desde el lugar que me toca, me doy cuenta que está buenísimo desempolvar esos baúles de aprendizajes porque valen muchísimo. A veces, me dicen: "Qué lástima que dejaste la arquitectura, con todo lo que aprendiste". Pero todo lo que aprendí me sirve pila al día de hoy. Lo reconvertís. Son experiencias, son conocimientos.