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Avión privado de Elon Musk
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Los empresarios definen prioridades: están plagados de lujos, pero hay uno sin el cual aseguran que no podrían vivir

Monica Hunter-Hart

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Mientras algunos destinan fortunas a obras de arte o mansiones descomunales, la mayoría de los magnates consultados eligen los jets privados como su objeto imprescindible. El tiempo que ahorran al evitar aeropuertos convencionales y la posibilidad de conservar su intimidad explican por qué siguen invirtiendo millones en estas aeronaves, aun cuando muchos las ven como un símbolo de ostentación.

28 Junio de 2025 08.00

Se sabe que los multimillonarios se permitieron casi todos los lujos imaginables: cuadros de Picasso, diamantes, conciertos privados de estrellas del pop de primera línea, superyates con cines, spas y submarinos, además de viajes al espacio. Como casi no hay nada que una fortuna de tres comas no pueda comprar, los multimillonarios suelen acostumbrarse a tener lo mejor en todo lo que desean. Sin embargo, Forbes quiso saber qué capricho consideran absolutamente esencial. Por eso, este invierno encuestamos a muchos multimillonarios del mundo sobre el único lujo del que no pueden prescindir, y 40 de ellos respondieron.

La respuesta más común, por lejos, fue un jet privado, elegido por una docena de encuestados. Después, tres mencionaron sus teléfonos celulares. Un par señaló los autos de lujo, las segundas residencias y, sí, el aire acondicionado. Además, dos mencionaron a sus esposas. "¡Liz durante 57 años!", escribió Charles Koch (patrimonio neto estimado en US$ 67.500 millones), presidente de Koch, Inc. Stephen Smith (US$ 6.000 millones), fundador de First National Financial de Canadá, nombró el heliesquí. Un encuestado anónimo escribió, con razón, "privacidad".

Aunque 12 es una muestra pequeña, cientos de otros multimillonarios tienen jets privados. Entonces, ¿por qué les dan tanta importancia a sus aviones? En la mayoría de los casos, buscan ahorrar tiempo. El proceso de ir a un aeropuerto comercial, pasar el control de seguridad, embarcar y rodar suele demorar varias horas, incluso sin retrasos. Un jet privado, en cambio, puede estar listo en minutos. Quienes viajan así no solo pueden llegar y partir con rapidez, sino que también cuentan con muchas más opciones para despegar y aterrizar. Texas, por ejemplo, tiene 389 aeropuertos de uso público, según su departamento de transporte. Solo 25 de ellos, es decir, el seis por ciento, son aeropuertos comerciales.

"Muchas de estas empresas tendrían dificultades para operar si sus ejecutivos no pudieran asistir y salir de reuniones en todo el país el mismo día", explica Hugh Chatham, vicepresidente de ventas de la agencia de viajes CFS Jets. O, como lo expresó el inversor inmobiliario Larry Connor en su respuesta a la encuesta: "No es un lujo, es una herramienta de negocios".

Cuatro multimillonarios escribieron que su avión privado fue el artículo más caro que compraron, según una encuesta independiente. Los aviones suelen depreciarse entre un 5% y un 10% cada año, afirma Chatham. Sin embargo, la mayoría de los precios en el mercado de segunda mano se duplicaron durante la pandemia de COVID-19 y se mantuvieron altos desde entonces. Ahora, los aviones usados pueden costar desde un millón de dólares por una aeronave pequeña y básica, hasta US$ 75 millones por uno de gama alta, como el Global 7500 de Bombardier. Los aviones nuevos pueden costar cerca de US$ 80 millones por un jet de negocios, aunque algunos multimillonarios compraron aviones comerciales de mayor tamaño.

Photo of a Bombardier Global 7500 business jet flying above a mountain range
El Global 7500 de Bombardier, certificado en 2018, es el avión comercial más grande del mundo.

 

El Global 7500 estándar es un avión de largo alcance que puede realizar vuelos sin escalas por todo el mundo. Incluye una cabina de cuatro zonas, lo que permite a los pasajeros contar con espacios separados para trabajar, comer, dormir y descansar. Los hermanos multimillonarios Lorenzo y Frank Feritta tienen uno cada uno, que compraron en 2020 y que ahora vale US$ 55 millones, según estimaciones de Chatham.

Entre los multimillonarios que compraron aviones comerciales completos están los rusos Roman Abramovich y Alisher Usmanov. Las aeronaves vinculadas a ambos quedaron inmovilizadas y sancionadas por el gobierno estadounidense desde la invasión rusa a Ucrania. Abramovich compró su Boeing 787-8 Dreamliner en 2018, el mismo tipo de avión que se estrelló en India a principios de esta semana. Forbes Rusia estimó que le costó al menos US$ 350 millones, incluyendo mejoras para su configuración de 50 pasajeros. Usmanov adquirió un Airbus A340-300 en 2012 por un monto de entre US$ 350 y US$ 500 millones, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. El avión que compró pertenece al fideicomisario independiente de un fideicomiso discrecional irrevocable que Usmanov creó hace muchos años con fines de planificación patrimonial. Ambos se encuentran entre los aviones privados más grandes de Rusia.

Pero mientras algunos multimillonarios derrochan dinero en aeronaves ultra sofisticadas, muchos eligen opciones más sencillas.

"Existe un cierto estigma en torno a tener un jet privado, y creo que la gente no se da cuenta de que, en muchos casos, no es tan lujoso como se cree", dice Chatham. "En general, estos tipos suben a la gente a un avión pequeño donde tienen que estar sentados de manera incómoda durante dos o dos horas y media. Y eso pasa porque les ahorra tiempo y dinero a su empresa", comenta.

También existe una preocupación cada vez mayor por el rastreo. El auge de apps de seguimiento de vuelos, como FlightAware, permitió que cualquier persona online pueda ver dónde y cuándo vuela un avión, algo que muchos multimillonarios consideran una violación de su privacidad. Algunos ocultan su propiedad mediante la creación de varias sociedades de responsabilidad limitada (LLC).

Si los multimillonarios no quieren aviones solo para ellos, o prefieren no desembolsar grandes cantidades de dinero para almacenar, mantener y dotar de personal sus propios aviones, otra opción es la propiedad fraccionada. Este sistema consiste en comprar una parte de un avión y usarlo durante un número proporcional de horas al año. Hoffmann afirma que él y su empresa usan tanto la propiedad total como la fraccionada: "Nuestra demanda de vuelos es así de alta". También existen modelos de suscripción, donde los clientes compran acceso a una flota por un mes o un año.

Alternativas como estas pueden funcionar tan bien que Mane recurrió a ellas hace apenas dos semanas. Originalmente, compró un Citation XLS+ usado en 2021 por US$ 10,8 millones, su compra más cara. "Lo vendí la semana pasada por US$ 11,8 millones", dijo el jueves pasado. Pero aún no puede vivir sin vuelos privados. "Ahora uso Vista y NetJets", precisó.

 

*Con información de Forbes US.

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