Singapur se abre a 100% de exportación Mercosur con TLC, pero los cuatro socios protegen un 10% de importaciones
Forbes Uruguay accedió a documento de negociadores que prevé 15 años para la total desgravación.

El Tratado de Libre Comercio (TLC) en el formato “4 más 1” entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y Singapur, a firmarse a mediados de este año, incluye la posibilidad de exportar el 100% de los bienes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay al país asiático, aunque los países del bloque mantengan protegidas 10% de sus importaciones, previendo una apertura del 90%. Así lo destaca un texto ajustado este martes 17, con el resumen general de beneficios del acuerdo, hecho por negociadores de uno de los socios del Mercosur, al cual Forbes Uruguay tuvo acceso exclusivo. 

Allí es calificado “uno de los centros financieros más importantes del mundo”, concretamente el cuarto a nivel global, “con una gran apertura al comercio y las inversiones internacionales”. Singapur ocupa ”la posición 19° en exportaciones totales y 17° en importaciones totales a nivel global”, resaltan los diplomáticos sobre la magnitud de este acuerdo que se signará en tierra argentina, que fue negociado durante tres años desde 2019 y que cerrara su texto en julio del año último en Asunción, quedando luego en proceso de ajustes legales y traducciones. 

Núcleo del tratado

El comercio total entre Mercosur y Singapur alcanzó los USS 7.156 millones (2021), con “un superávit en la balanza comercial de US$ 4.702 millones a favor del bloque” del Cono Sur, sin haber tenido hasta ahora acuerdo alguno. 

El documento al que accedió Forbes anuncia que “el 100% de las exportaciones del Mercosur a Singapur están cubiertas por este nuevo acuerdo. En el caso de la oferta de bienes del Mercosur, se otorgó una cobertura del 90% de las importaciones” porcentaje mínimo de apertura para poder firmar cualquier TLC. 

mercosur roto

A esta protección del 10% más sensible de los ítems del universo arancelario -pues en cada ítem hay muchos productos- que beneficia a empresas locales al ponerle sobreprecio arancelario para importarlas de Singapur, los negociadores del sur lograron un lapso mayor de adaptación antes de la libre competencia: “Mercosur cuenta con plazo de hasta 15 años para completar la desgravación arancelaria para el acceso a mercado de bienes” y además “no se aplican salvaguardias agrícolas especiales para comercio bilateral sujeto a trato preferencial”.

Acuerdo de mayor alcance

El tratado “de última generación” de 19 capítulos trata “temas tanto arancelarios como de naturaleza regulatoria”. Se incluyó el “trato nacional y acceso a mercado de bienes, reglas de origen, medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio, defensa comercial, facilitación del comercio y cooperación aduanera, servicios” se señalan como áreas principales. 

Mediante anexos complementarios, Mercosur y Singapur pactaron sobre servicios financieros, postales y profesionales, comercio electrónico, movimiento de personas físicas, inversiones, compras gubernamentales, MIPyMEs y consensuaron “derechos de propiedad intelectual relacionados al comercio, incluyendo indicaciones geográficas”, las que sirven para identificar productos, que es un tema conflictivo que el Mercosur aún discute con la Unión Europea.

Letra chica de regulaciones

Si dicen que el diablo reposa en “la letra chica” de los contratos o acuerdos, son múltiples las disciplinas o concesiones a las que se someterán ambas partes. Como ventaja, “el Mercosur obtuvo la habilitación de establecimientos para productos de origen animal y vegetal a través del sistema de pre-listing”, lo cual permite a los técnicos de la contraparte de Singapur llegar a la región a inspeccionar y advertir potenciales problemas antes de exportar. 

Sede del Mercosur en Montevideo. Fuente: Wikimedia Commons.

El resumen general hecho por los negociadores diplomáticos, establece que el acuerdo con Singapur “incorpora disciplinas sobre todas las formas de medidas de defensa comercial, es decir, medidas antidumping, salvaguardias y medidas compensatorias”. Incluye disposiciones para simplificar “importación, exportación y tránsito, fortalecer cooperación” entre aduanas y se fijaron “reglas de origen agregadas por sectores productivos, salvo maquinarias y químicos”.

Sobre la inclusión en el acuerdo del tema más temido, por sus costos para los países en vías de desarrollo, se hará solamente una “colaboración estrecha con Singapur en temas de propiedad intelectual, manteniendo niveles de protección consagrados en los acuerdos multilaterales”.

Compras estatales, servicios e inversión

En lo que refiere a las licitaciones y compras gubernamentales, habrá “trato diferenciado para el Mercosur con miras a que los países del bloque se beneficien del acuerdo de manera efectiva y equilibrada”, según “los diferentes niveles de desarrollo” entre los Estados parte. A cambio habrá “compromiso de acceso a mercado de servicios ambicioso en línea con acuerdos de última generación” con ofertas intercambiadas en la “mayoría de los sectores de servicios”.

La evaluación escrita de negociadores de los países socios es que “se acordaron mecanismos ambiciosos y de vanguardia, conforme a las exigencias actuales para la provisión de servicios transfronterizos” pensando especialmente en el comercio electrónico, aunque también para el viaje y llegada de empresarios con medios “facilitadores para la entrada y permanencia temporal de personas de negocios entre ambas partes”, expresa el texto en poder de Forbes.

Para que el tratado sirva para concretar “inversiones, se acordó un modelo de presencia comercial que busca favorecer el establecimiento de empresas que deseen desarrollar actividades económicas productivas en los territorios de ambas partes”. 

Todo un apartado incluye especiales “disposiciones para que las Micro, Pequeñas y Medianas (MIPyMEs) puedan mejorar su capacidad de participar y beneficiarse de las oportunidades creadas en el acuerdo”. 

Perfil económico de la contraparte

Puerto de Singapur. Foto: Wikimedia Commons.

La isla de Temasek fue rebautizada “ciudad de los leones” (Singapur) en el siglo XIV y su estratégico puerto fue una llave de paso desde y hacia el Lejano Oriente, al punto de ser destruido en el siglo XVII por piratas que envidiaban su capacidad para negociar y embarcar.

Hoy es la “sexta economía de mayor complejidad económica a nivel global y la primera del sudeste asiático”, según el documento diplomático que destaca que ha crecido un promedio anual de 4,6% en los últimos 20 años, que alcanzó los US$ 531 mil millones al inicio de esta década. Pero “75% corresponde al sector de servicios y 25% al sector industrial”. 

Tiene ya un TLC con la Unión Europea, es miembro del Tratado Trans Pacífico y de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental. Con cuatro países más de Oceanía, Asia y de la misma ASEAN completan la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) como su marco. 

Pasos inmediatos

En cuanto a las próximas etapas del acuerdo, “se espera concluir la revisión legal durante el primer semestre del 2023”, bajo la presidencia protémpore argentina del bloque, junto con su “proceso de traducción” iniciado en agosto de 2022. 

Montevideo no fue la sede de la firma del acuerdo, en la cumbre del Mercosur del 5 y 6 de diciembre pasados, porque estas instancias no estaban completas, pero además porque la cancillería brasileña (Itamaraty) pretendía dar tiempo a que entrara en funciones la nueva administración del ahora presidente Luiz Inácio “Lula” Da Silva en enero del presente año. 

Lacalle Pou y Alberto Fernández discuten en la cumbre del Mercosur, con Mario Abdo de testigo.

En la capital uruguaya, aunque en comunicados finales separados, los cuatro países socios más Bolivia -en proceso de adhesión- alentaron la firma del trato con Singapur a mitad de 2023 en la cumbre argentina, bajo el martillo del presidente Alberto Fernández, cuando falten tres meses para las elecciones generales de octubre, mostrando el primer TLC del bloque en 12 años. 

La “incorporación” de este tratado a la legislación interna de cada país socio se estima “en 1 a 2 años aproximadamente”, con la ventaja de que “la entrada en vigor puede ser bilateral” para el país que se apure a votarlo. Esa flexibilidad permite a Uruguay acceder antes a las ventajas, aunque para el presidente Luis Lacalle Pou sea un premio tardío para la cumbre de fin de 2024.