Durante horas no se pudo pagar con el celular, mandar mensajes ni acceder a servicios básicos. Una falla técnica bastó para dejar al descubierto hasta qué punto dependemos de sistemas que no vemos.
Cada semana, decenas de jubilados en Estados Unidos charlan por teléfono con asistentes virtuales diseñados para escucharlos, recordar sus historias y acompañarlos en la rutina. Las conversaciones, que van del karaoke al béisbol, no solo alivian el silencio: también ayudan a cuidar la salud mental.
Impulsado por el boom de los chips para inteligencia artificial, Astera Labs multiplicó su valor en la Bolsa y catapultó a sus fundadores al club de los multimillonarios.
Pandora integró inteligencia artificial conversacional para que su canal digital replique la experiencia emocional de las tiendas físicas. Con datos más limpios, respuestas más humanas y un modelo que aprende de cada interacción, logró que sus asistentes virtuales pasen de improvisación técnica a herramienta concreta de ventas.
Pese al ruido mediático y las promesas de eficiencia, el uso real de la tecnología genera más dudas que certezas en las oficinas. La distancia entre lo que imaginan los ejecutivos y lo que experimentan quienes la aplican todos los días ya no se puede ocultar.
Busca llevar al mercado tecnología desarrollada en Kyutai, un centro de investigación financiado por magnates como Xavier Niel y Eric Schmidt. La firma, registrada en julio, apunta a competir con gigantes como ElevenLabs.
Las promesas de productividad conviven con advertencias por vulnerabilidades graves. Un informe reciente detectó fallas que podrían abrirle la puerta a ataques con robo de datos y control remoto de cuentas.
El salto bursátil se dio tras el anuncio de nuevas metas de crecimiento impulsadas por la demanda de servidores para inteligencia artificial. La compañía selló acuerdos con gigantes como Nvidia y OpenAI, y espera ingresos por US$ 20.000 millones en ese rubro el próximo año fiscal.
La nueva arquitectura Baby Dragon Hatchling, desarrollada por la startup Pathway, busca romper con el límite más grande de los modelos actuales: su incapacidad para aprender a medida que operan. Inspirado en principios de neurociencia, el sistema apunta a construir máquinas que razonen, se adapten y evolucionen con el tiempo, como lo hace una mente humana.
Apoyada por gigantes como Andreessen Horowitz y Y Combinator, FurtherAI automatiza tareas clave del rubro con un sistema que interpreta documentos técnicos y agiliza procesos que antes llevaban horas.
La empresa empezará a usar lo que hablás con su chatbot para afinar la puntería de los anuncios en Facebook, Instagram y Threads. La medida se aplicará desde diciembre y no habrá manera de evitarla fuera de Europa, Reino Unido y Corea del Sur.
La herramienta permite conectar plataformas como Spotify y Zillow directamente en el chat, con funciones personalizadas según el servicio. La empresa que lidera Sam Altman busca diferenciarse en la carrera por la inteligencia artificial generativa.
El nuevo dispositivo, creado con proteínas bacterianas en lugar de silicio, consume apenas unos picojulios por impulso y responde a señales químicas como el sodio y la dopamina. También logró sincronizarse con células vivas.
Con el respaldo de inversores de peso y experiencia previa en Nvidia, fundaron Moonlake AI, una startup que diseña simulaciones 3D para generar datos con los que puedan entrenarse sistemas capaces de razonar.
Con clips hiperrealistas y personajes reconocibles, la nueva herramienta de inteligencia artificial cruza límites legales y culturales. Mientras las empresas mandan cartas documento, los usuarios juegan con fuego.
La compañía anunció nuevas funciones de protección tras la denuncia de una familia que responsabiliza al asistente virtual por haber reforzado ideas autodestructivas en un menor. Las autoridades regulatorias siguen de cerca el impacto de estas tecnologías en chicos y adolescentes.
Con apenas 24 años, Carina Hong fundó Axiom Math, una startup que apuesta a entrenar un modelo de inteligencia artificial para formular y resolver conjeturas inéditas. Ya recaudó US$ 64 millones y se rodeó de ex talentos de Meta, pese a la feroz competencia del sector.
Con una red de canales microscópicos que imita la circulación sanguínea, la startup suiza Corintis apuesta a resolver uno de los mayores cuellos de botella de la inteligencia artificial: el calor extremo que generan los chips. Microsoft ya prueba su tecnología.
La alianza apunta a integrar modelos avanzados dentro de sistemas capaces de automatizar procesos, analizar datos sensibles y cumplir estándares de seguridad, todo desde una única plataforma pensada para el uso corporativo.