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OpenAI acelera expansión: nueva alianza con Amazon, acuerdos por US$ 816 mil millones y salida a bolsa en la mira

Nicolás Della Vecchia

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La empresa de Sam Altman, creadora del ChatGPT, se convirtió en la protagonista del sector tecnológico con una serie de alianzas sin precedentes y planes para debutar en Wall Street con una valuación récord.

3 Noviembre de 2025 16.28

OpenAI profundiza su carrera por el dominio de la inteligencia artificial con una avalancha de acuerdos que suman 816 mil millones de dólares y que la ubican como la compañía tecnológica más activa del año. A la vez, avanza en los preparativos para una oferta pública inicial (OPI) que podría alcanzar una valuación de 1 billón de dólares, una cifra que superaría los debuts bursátiles más grandes de la historia.

El anuncio más reciente se conoció este 3 de noviembre, cuando OpenAI y Amazon comunicaron una asociación de 38 mil millones de dólares. Durante los próximos siete años, la empresa detrás de ChatGPT utilizará la infraestructura de computación en la nube de Amazon Web Services (AWS) y tendrá acceso a cientos de miles de procesadores gráficos Nvidia, una de las piezas clave para sostener sus modelos de inteligencia artificial generativa.

Este acuerdo, además de ser el más costoso en la historia de AWS, se suma a una serie de alianzas multimillonarias que marcan la expansión vertiginosa de la industria tecnológica en torno a la IA.

La implementación de infraestructura que AWS está construyendo para OpenAI presenta un diseño arquitectónico sofisticado optimizado para una eficiencia y rendimiento máximos en el procesamiento de IA. La agrupación de las GPU NVIDIA —tanto GB200 como GB300— a través de Amazon EC2 UltraServers en la misma red permite un rendimiento de baja latencia en sistemas interconectados, lo que permite a OpenAI ejecutar cargas de trabajo de manera eficiente con un rendimiento óptimo. 

Los clusters están diseñados para admitir diversas cargas de trabajo, desde ofrecer inferencia para ChatGPT hasta entrenar modelos de próxima generación, con la flexibilidad de adaptarse a las necesidades cambiantes de OpenAI.

"Escalar la IA de frontera requiere cómputo masivo y confiable", dijo Sam Altman, cofundador y director ejecutivo de OpenAI. "Nuestra asociación con AWS fortalece el amplio ecosistema de cómputo que impulsará esta próxima era y llevará la IA avanzada a todos".

"A medida que OpenAI continúa empujando los límites de lo que es posible, la infraestructura de primera clase de AWS servirá como columna vertebral de sus ambiciones de IA", resaltó Matt Garman, director ejecutivo de AWS. "La amplitud y disponibilidad inmediata del cómputo optimizado demuestran por qué AWS está en una posición única para respaldar las vastas cargas de trabajo de IA de OpenAI". 

Una carrera por la infraestructura de IA

El desembarco de OpenAI en la nube de Amazon no es un caso aislado. Durante los últimos meses, las principales tecnológicas del mundo cerraron contratos de magnitud histórica para garantizar la infraestructura que demandan los modelos de inteligencia artificial más avanzados.

A fines de octubre, el Departamento de Energía de Estados Unidos firmó con AMD un convenio por 1.000 millones de dólares para desarrollar dos supercomputadoras de IA: "Lux", que comenzará a operar en los próximos seis meses, y "Discovery", prevista para 2029.

Pocos días antes, Google anunció que proveerá hasta 1 millón de chips de IA a la empresa Anthropic, en un acuerdo que podría valer decenas de miles de millones de dólares. Mientras tanto, Oracle cerró un contrato de 20 mil millones de dólares con Meta para ofrecer capacidad de computación en la nube destinada al entrenamiento y despliegue de modelos de IA.

El ritmo de anuncios se volvió tan acelerado que los analistas ya describen este fenómeno como una "carrera energética y tecnológica". Cada compañía busca asegurarse recursos computacionales suficientes para sostener el crecimiento de sus modelos, incluso antes de que las ganancias acompañen el nivel de inversión.

Sam Altman
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En octubre, OpenAI también firmó acuerdos con Broadcom para diseñar e implementar chips propios y construir 10 gigavatios de aceleradores de IA, y con AMD, que podría venderle a la firma una participación del 10% de su capital. En paralelo, CoreWeave, un proveedor de infraestructura en la nube, amplió su contrato con OpenAI hasta los 22.400 millones de dólares, tras sumar 6.500 millones más en septiembre.

La interconexión es tal que Nvidia anunció una inversión de 100 mil millones de dólares en OpenAI, mientras que Oracle acordó suministrarle 300 mil millones de dólares en potencia informática durante los próximos cinco años. 

Según un cálculo publicado por analistas del portal @KobeissiLetter, los contratos de OpenAI en lo que va del año alcanzan 816 mil millones de dólares, una cifra que no tiene precedentes en el sector tecnológico.

  • Stargate: US$ 500 mil millones
  • Nvidia: US$ 100 mil millones
  • AMD: US$ 100 mil millones
  • AWS: US$ 38 mil millones
  • Intel: US$ 25 mil millones
  • TSMC: US$ 20 mil millones
  • Microsoft: US$ 13 mil millones
  • Broadcom: US$ 10 mil millones
  • Oracle: US$ 10 mil millones

El camino hacia una salida a bolsa histórica

En medio de este contexto, OpenAI prepara su desembarco en los mercados públicos. Según información de Reuters, la compañía sentó las bases para una oferta pública inicial que podría valorar la empresa en 1 billón de dólares. Sería una de las mayores salidas a bolsa de todos los tiempos.

De acuerdo con tres fuentes cercanas al proceso, OpenAI evalúa presentar la documentación ante los reguladores de valores en la segunda mitad de 2026, aunque algunos asesores estiman que la cotización podría concretarse a fines de ese mismo año o a comienzos de 2027. La firma buscaría recaudar al menos 60 mil millones de dólares, aunque el monto podría aumentar según la evolución del mercado.

Sam Altman, IA, OpenAI
Sam Altman, IA, OpenAI

La directora financiera, Sarah Friar, habría comentado a socios internos que la empresa apunta a concretar la cotización en 2027, pero subrayó que el cronograma dependerá del crecimiento del negocio y de las condiciones globales. "Una oferta pública inicial no es nuestro objetivo, por lo que no podríamos haber fijado una fecha", aclaró un vocero de la compañía. "Estamos construyendo un negocio duradero y avanzando en nuestra misión para que todos se beneficien de la IAG".

El movimiento ocurre después de una restructuración interna que redujo la dependencia de Microsoft, hasta ahora uno de sus principales socios y proveedores de servicios en la nube. 

Una salida a bolsa abriría la posibilidad de captar capital fresco y utilizar acciones públicas para adquirir otras empresas o expandir su infraestructura de IA, una estrategia que su CEO, Sam Altman, considera esencial para sostener los planes de inversión de billones de dólares en el desarrollo de inteligencia artificial general (IAG).

En paralelo, Altman mantiene negociaciones con distintos fondos soberanos y bancos de inversión para garantizar que el proceso de salida a bolsa no dependa exclusivamente del apetito del mercado estadounidense. 

Un entramado de inversiones que inquieta a los economistas

Detrás del auge de la inteligencia artificial se teje una red cada vez más compleja de alianzas financieras entre las grandes tecnológicas. Desde que Microsoft invirtió US$ 1.000 millones en OpenAI en 2019 —una cifra que escaló a US$ 14.000 millones en 2023—, las compañías del sector mantienen una relación simbiótica en la que unas financian a otras, muchas veces dentro del mismo circuito de inversión.

Amazon desembolsó US$ 4.000 millones en Anthropic en septiembre de 2023 y repitió el monto en noviembre de 2024. Google, en tanto, aportó US$ 2.000 millones en 2023 y sumó US$ 1.000 millones más en 2025. SoftBank, por su parte, fue uno de los principales inversores en la ronda de US$ 40.000 millones que OpenAI cerró a comienzos de este año, y además compró US$ 2.000 millones en acciones de Nvidia, que luego invirtió US$ 5.000 millones en Intel y US$ 100.000 millones en OpenAI.

CEO de OpenAI, Sam Altman
CEO de OpenAI, Sam Altman

Este flujo circular de capital encendió alarmas entre los economistas. Algunos comparan la situación con la burbuja de las puntocom de fines de los años 90, cuando la euforia por las nuevas tecnologías infló el valor de empresas que todavía no generaban ganancias reales.

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) publicó un estudio revelador: el 95% de los 300 proyectos de IA analizados todavía no generaron beneficios, pese a que las compañías invirtieron 400 mil millones de dólares en conjunto.

En paralelo, la capitalización de mercado de CoreWeave trepó a 67.000 millones de dólares tras su salida a bolsa en marzo, y sus acciones se revalorizaron un 221% en apenas seis meses. Para los analistas, ese salto refleja tanto el entusiasmo de los inversores como el riesgo de una posible sobrevaluación del sector.

La administración del presidente Donald Trump también se involucró en esta trama financiera. En agosto, el mandatario anunció que Intel otorgará al Estado una participación del 10% —equivalente a 10.000 millones de dólares—, convirtiendo al gobierno federal en el tercer mayor accionista de la empresa. Esa medida se dio luego de que Trump reclamara la renuncia del CEO Lip-Bu Tan, y en paralelo al establecimiento de un arancel del 100% sobre las importaciones de semiconductores y chips provenientes de China.

Poco después, Nvidia y AMD acordaron entregar al Tesoro estadounidense el 15% de los ingresos por ventas en el mercado chino, a cambio de obtener licencias de exportación. Esa medida, según analistas, apunta a reforzar la producción doméstica de hardware y reducir la dependencia de Asia en plena competencia por la supremacía tecnológica.

 

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