Gracias tanto al avance de la IA generativa en los últimos pocos años como la democratización de estas herramientas hoy al alcance de casi todos, y en un momento de extrema monetización de la web donde el conocimiento y manejo de la viralidad redunda en una economía que beneficia a los creadores (que logran aprovechar el algoritmo a su favor), crece lo que se conoce como economía del "AI slop" (o contenido basura producido por inteligencias artificiales). ¿En qué consiste esta tendencia que está dominando los feeds, inundando la web con contenido de bajísima calidad y, para muchos, destruyendo la creatividad?
Para empezar habría que hablar del estado de situación actual de las web: más del 50% de Internet es hoy basura de IA, es decir que solo un poco más de la mitad de todos los artículos nuevos en Internet son generados por IA, según un nuevo informe destacado en Axios. En este sentido, desde el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022, la tendencia viene creciendo, encontrando un "peak" o climax en Noviembre del 2024. El informe, publicado por la empresa de SEO Graphite, analizó una muestra aleatoria de 65.000 artículos en inglés publicados entre enero de 2020 y mayo de 2025. Mediante un detector de IA llamado Surfer, cualquier artículo que tuviera un 50% o más de contenido escrito con un modelo de lenguaje extenso se consideró generado por IA.
Por supuesto que si bien se considera un margen de error dada la metodología, de todas formas los números son más que expresivos de una nueva era en Internet y por detrás, también, una nueva forma de economía que busca, mientras no explote la burbuja, capitalizarla, aún si es a expensas de las distintas industrias creativas (editorial, cine y TV, música) y hasta de la comunicación (creadores digitales) y grandes medios.
Mientras tanto, la industria editorial pasó los últimos dos años luchando contra una avalancha de libros "falsos" y reseñas generadas por chatbots en sitios web como Amazon, y la industria del cine demandando por los derechos de autor que son violados por los nuevos sistemas de generación de imágenes y videos creados con IA. Para la música el panorama no luce mejor, ya que hay AI slop (contenido basura) en las listas de reproducción de Spotify, en TikTok y probablemente hasta en los chats grupales.

Incluso en el mundo empresarial y laboral la "AI work-slop" abunda en forma de correos electrónicos maliciosos, presentaciones sin vida o con la "enshifitcación" de las búsquedas de trabajo con cientos de aplicaciones automáticas y CVs sintéticos y genéricos que colapsan al personal de recursos humanos. De hecho, Harvard Business Review publicó un reporte en el que pone en duda la supuesta ayuda o mejora que estos sistemas de AI generativa iban a traer al trabajo y habla de que este "work-slop" está empeorando la productividad. La educación no está mejor, con profesores de todo el mundo ahogándose en contenido basura académico y lidiando con las nuevas dinámicas de aprendizaje y estudio que estos sistemas promueven, no sin mucha polémica y discusión, claro está. ¿Acaso existe algún ámbito de la vida que esté libre de AI slop? Es entendible por qué algunos especialistas en tecnocultura ya hablan de un AIpocalipsis, y con razón.
Una pequeña luz de esperanza es que pareciera que la afluencia de artículos de IA se estancó: tras alcanzar su pico en noviembre de 2024, la proporción de contenido recién publicado, tanto con IA como escrito por humanos, se mantuvo en un 50%. Si bien no está claro por qué, la cobertura de Axios señala que podría deberse a que las granjas de contenido de IA se están dando cuenta de que su contenido deficiente no está siendo tan detectado por los motores de búsqueda y las respuestas de los chatbots. La empresa descubrió que el 86% de los artículos en las búsquedas de Google fueron escritos por humanos y solo el 14% por IA.
La economía detrás del AI Slop
Algunos referentes como la periodista Taylor Lorenz de UserMag o Drew Harwell del Washington Post vienen estudiando no sólo cómo la basura sintética se está apoderando poco a poco de todas las plataformas, sino también cómo es incentivada financieramente.
"No solo las redes sociales rebosan de imágenes inquietantemente realistas, e inclusive los vídeos reales pueden parecer sospechosos, sino que estos videos virales ya casi no dependen de la intervención humana, ya que las herramientas de IA generan no solo las imágenes, sino también las ideas", informa el Washington Post respeto a que hoy encontramos estos contenidos basura en You Tube (algunos de los canales de YouTube con más suscriptores están llenos de basura automatizada), Instagram Reels, TikTok, LinkedIn, X y más allá. Asimismo, ya existen distintos géneros o tipos de contenido sintético de este estilo: por ejemplo el brain rot (que fue nombrada la palabra del año 2024), el "italian brain rot", "el religious slop", el "historical slop" o el "fake historical slop", y hasta "political slop". Este último quizás el más capitalizado por los políticos busca aprovecharse de las emociones (contenido rage bait) y polarizar a las audiencias. No parece una casualidad que uno de los mayores distribuidores de AI slop sea la Casa Blanca en los EE.UU. -y que acá LLA use también mucho la AI generativa en todas sus comunicaciones.

Pero, ¿quién está detrás de esta avalancha de contenido perturbador y, a menudo, extremadamente surrealista? Para empezar, detrás de estos videos virales y bizarros no hay grandes compañías o agencias -aún-, sino ciudadanos que de forma autodidacta y autosugestionada están buscando desde ganarse la vida y complementar ingresos de esta forma. Muchas veces desde sus casas, sin mucho más equipo que sus computadores y celulares y, a veces, pagando por suscripciones para usar determinados tipos de software, estos nuevos "AI slop workers" apuntan a crear contenido que satisfaga las necesidades del algoritmo. Aquí lo más importante no es cuán bueno, inventivo o sofisticado es, ni siquiera, si es realista, hecho gran parte de este contenido está mal hecho y de baja calidad. Inclusive, algunos consideran que estos videos, que en muchos casos se vuelven adictivos, están hechos para las máquinas (lógicas algorítmicas) y no para las audiencias.
Como también explica Ronit Novak de The Grain, pensamos que la IA iba a cambiar el trabajo, solo que no imaginamos que de esta manera: "Tenés estudiantes universitarios que pueden enseñar cursos rápidos por suscripción para aprender a crear estos videos virales ASMR y otros, o tenés a TikTok pagándoles a creadores grandes cantidades de dinero por videos generador por IA, o también youtubers que están desarrollando canales alternativos como una 'changa' aparte que producen contenido que está diseñado para saciar la lealtad algorítmica".
Según Novak, basta pasar suficiente tiempo online y ya se está empezando a ver no sólo como este contenido sintético barato inunda nuestros feeds, sino que, silenciosamente, también está moldeando la cultura. Lo que quizás sea aún más peligroso: la forma en que nos inspiramos, creamos y consumimos contenido, y hasta una forma de publicidad para los publicistas y de propaganda para los políticos. "Incluso la industria de la publicidad tiene a los creativos inclinándose por portfolios donde se lucen los desarrollos con IA generativa de este estilo, con contenidos que parecen sofisticados y que costaron millones de dólares pero que fueron producidos de manera mucho más rápida y barata en un fin de semana con estas nuevas tecnologías (con AI video, AI software y AI music)", sigue Novak.
La burbuja de la IA y la aceleración de las tendencias
Aún así muchos predicen que el impacto de este feed sintético y más barato que produce un flujo interminable de interacciones que generan dopamina en los usuarios y que alimentan otras redes sociales y chats grupales, tiene los días contados. O más bien, que va a poder generar ganancias hasta cierto punto, punto tras el cual además de alienar y generarle burnout a las audiencias -algo que ya está pasando-, va a poner en valor y en demanda el contenido artesanal y hecho por humanos. ¿Todo lo que sube tiene que bajar?

Por ahora, estos creadores de contenido chatarra ganan bastante dinero, logrando por ejemplo que los usuarios hagan click en enlaces a sitios web basura y así monetizar el tráfico web, o ganando hasta US$ 5000 al mes usando herramientas de IA para escribir guiones y animar videos virales en Tik Tok, según reporta The Washington Post. Basta ver los millones de videos de gatitos antropomorfizados haciendo cosas de adultos en esta última plataforma o el Jesus Shrimp en Facebook.
Pero como ciclo de tendencia, una vez alcanzado el clímax la curva empieza a descender, y de hecho este fenómeno podría tener una cola mucho más corta de lo esperado no sólo por la aceleración actual de los ciclos de trendificación, sino también porque mientras que estas herramientas sigan democratizándose y más gente pueda acceder a los mismos recursos, el nicho de contenidos de IA no será más un nicho sino algo mainstream -bajando sus costos y recompensas.
¿Qué pasa con los creadores de hoy que dejaron sus trabajos o la universidad para perseguir estas recompensas tras la creación con IA, empiecen a enfrentar el inevitable burnout del ciclo de la tendencia? Novak predice que esto dará lugar a algo de lo que ya está hablando: una economía de micro-burbujas asociadas a la IA con picos altos, bajadas abruptas y amesetamiento. Yendo un paso más allá: ¿podemos imaginarnos cómo esta manera de pensar el trabajo y la ganancia es algo que va a permear no solo la economía sino también el modo en que se piensan todas las inversiones a largo plazo: hipotecas, carreras y otros compromisos a largo plazo?