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La nueva mina de oro de Silicon Valley: expertos humanos contratados por la IA para capacitar más IA

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Mercor, que debutó en la lista Forbes Cloud 100, creó un reclutador de IA para entrevistar a candidatos. En el proceso, descubrió una fuente de ingresos más inmediata: encontrar personas para entrenar modelos de IA.

Sentado en una sala de conferencias en las oficinas de Mercor, en el distrito South of Market de San Francisco, el director ejecutivo Brendan Foody recuerda el día de junio que lo cambió todo. Meta había anunciado la compra de casi la mitad de Scale AI, el gigante del etiquetado de datos, por US$ 14.000 millones, y la incorporación de su director ejecutivo estrella, Alexandr Wang. Para Mercor, un competidor más chico que recluta doctores y otros especialistas para entrenar modelos de inteligencia artificial, esa operación abrió una oportunidad inmediata.

"Al principio me sorprendí", le dice Foody a Forbes. "Luego, poco a poco, pasó de la sorpresa a la emoción y el entusiasmo por el futuro", comenta. Su cofundador y director de tecnología, Adarsh Hiremath, agrega: "simplemente no sucede muchas veces en las startups que tu mayor competidor sea torpedeado de la noche a la mañana". Según los fundadores, la alianza entre Scale y Meta generó inquietud en muchos de los grandes laboratorios de IA, que ahora desconfían de trabajar con una empresa que dejó de ser neutral. Durante la conversación, Hiremath intenta contener el entusiasmo de su nueva mascota: Zeus, un perro de montaña bernés de apenas seis semanas.

La energía desbordante del cachorro funciona como una metáfora acertada de Mercor, una empresa que se transformó en uno de los casos más representativos del boom de la inteligencia artificial entre los fundadores veinteañeros de Silicon Valley. Con apenas 22 años, Foody, Hiremath y Surya Midha, los tres al frente de Mercor, son becarios Thiel, el programa impulsado por el multimillonario inversor conservador Peter Thiel, que ofrece US$ 100.000 anuales a jóvenes que aceptan dejar la universidad para dedicarse a emprender. Amigos desde la secundaria —se conocieron en el equipo de debate de una escuela del Área de la Bahía— fundaron Mercor en 2023, antes incluso de obtener las becas.

La startup, respaldada por figuras de peso como la firma de capital riesgo Benchmark, el cofundador de Twitter, Jack Dorsey, y el exsecretario del Tesoro de EE.UU., Larry Summers, atraviesa una etapa de expansión. El mes pasado, incorporó como presidente a Sundeep Jain, exjefe de producto de Uber, según informó la empresa a Forbes. Con su llegada, Mercor suma la experiencia de un gigante tecnológico a su estructura en crecimiento. En los próximos días, la compañía se mudará a las antiguas oficinas de Instagram, en el centro de San Francisco, un espacio más amplio para acompañar el crecimiento del equipo. Además, este año Mercor debutó en el puesto 89 del Cloud 100 de Forbes, la lista que reúne a las principales empresas privadas de computación en la nube del mundo.

Incluso el negocio principal de Mercor cambió, al menos en parte. La empresa no siempre se enfocó en el etiquetado de datos, y ese tampoco es su objetivo de largo plazo. La idea original apuntaba a modernizar el reclutamiento con inteligencia artificial y algoritmos de emparejamiento de alta tecnología. Mercor había creado una plataforma donde los candidatos eran entrevistados por un avatar de IA y luego asignados a empresas que buscaban talento, como si fueran versiones actualizadas de Deloitte o Accenture. Pero la irrupción de ChatGPT, de OpenAI, lanzado apenas unas semanas antes de la creación de Mercor, desató una carrera entre los gigantes tecnológicos por entrenar los modelos de inteligencia artificial más potentes. En ese contexto, Mercor, que significa "mercado" en latín, encontró una oportunidad clave: contrató personal especializado para entrenar esos modelos y volcó su estrategia en esa dirección.

 

Peter Thiel ahora es inversionista en dos organizaciones, el fabricante de herramientas cibernéticas Boldend-
Con apenas 22 años, Foody, Hiremath y Surya Midha, los tres al frente de Mercor, son becarios Thiel, el programa impulsado por el multimillonario inversor conservador Peter Thiel, que ofrece US$ 100.000 anuales a jóvenes que aceptan dejar la universidad para dedicarse a emprender.

 

"No lo llamen un cambio de rumbo", insiste Foody, quien sostiene que Mercor todavía se define como una empresa de reclutamiento. Según explica, el etiquetado de datos sigue alineado con el objetivo central de la compañía: conectar trabajadores con empresas. Más allá de la etiqueta, el resultado fue positivo. En marzo, Mercor anunció una tasa de ingresos anualizada de US$ 100 millones, y ahora informa a Forbes que obtuvo US$ 6 millones de ganancias en el primer semestre. La compañía afirma haber crecido cerca de 60% mes a mes durante los últimos seis meses. Foody evitó precisar cuánto representa hoy el etiquetado de datos para el negocio, pero sí aseguró que se convirtió en el principal motor de crecimiento de la empresa.

El negocio del etiquetado de datos ya muestra señales de saturación, incluso con la menor presencia de Scale. Surge, una empresa con más recorrido fundada en 2016, está valuada en US$ 25.000 millones. Turing AI, con una valuación de US$ 2.200 millones, recaudó US$ 110 millones en julio. Y Invisible, una compañía más chica que fue valuada por última vez en US$ 500 millones en 2023, se convirtió en uno de los socios preferidos de OpenAI y Microsoft.

Consultada por este medio, Scale AI rechazó las acusaciones de Mercor. "No es sorprendente que Mercor esté difundiendo mentiras sobre su mayor competidor", declaró Joe Osborne, vocero de Scale, en un comunicado. "Mantenemos nuestra independencia y neutralidad, y lo hemos declarado públicamente en numerosas ocasiones", precisó.

Foody asegura que Mercor se diferencia del resto por su foco en ofrecer a sus clientes expertos altamente calificados, como doctores o abogados, que suelen cobrar entre US$ 90 y US$ 150 por hora. Ese tipo de conocimientos resulta clave para entrenar modelos de razonamiento avanzados, que necesitan profesionales capaces de enseñarles a interpretar solicitudes complejas con múltiples pasos. Entre los perfiles preferidos por los fundadores para estas tareas figuran grandes maestros de ajedrez y detectives privados. Además, Foody subraya que los algoritmos de emparejamiento desarrollados por Mercor permiten identificar a la persona más adecuada para cada proyecto, lo que refuerza la precisión del trabajo, según explica.

Mercor afirma haber conseguido acuerdos con varios de los principales laboratorios de inteligencia artificial que buscan entrenadores de modelos, entre ellos OpenAI. Una de las empresas que ya trabaja con ellos es Applied Compute, una nueva startup centrada en aprendizaje por refuerzo, fundada por exempleados de OpenAI. Según cuentan, utilizan Mercor para acceder a conjuntos de datos sobre temas específicos, como finanzas. "Atraen talento de la calidad que muchas otras plataformas no pueden", dijo Yash Patil, director ejecutivo de Applied Compute, quien conoció a los fundadores de Mercor cuando todos eran becarios Thiel.

La empresa también tiene detractores. Un director ejecutivo de una firma rival del sector del etiquetado de datos elogió a Surge por su capacidad de ejecución y su alto volumen de trabajo, aunque reconoció que Mercor no figuraba entre sus principales competidores a la hora de cerrar acuerdos importantes con clientes. "Los veo mucho menos", comentó. Sin embargo, coincidió en que el diferencial de Mercor está en la contratación de expertos altamente calificados.

Ese enfoque en la calidad experta de los datos también captó el interés de los inversores. En febrero, Mercor recaudó US$ 100 millones de fondos como Felicis, Benchmark y General Catalyst, y alcanzó una valuación de US$ 2.000 millones, ocho veces más que los US$ 250 millones de unos meses antes. Con la nueva ronda, Peter Fenton, socio de Benchmark y uno de los primeros inversores en Twitter y Yelp, se sumó al directorio de la empresa. Reemplazó a Victor Lazarte, quien dejó su lugar en julio para lanzar su propio fondo. "Creo que Mercor demostró ser el proveedor de datos de mayor calidad", dijo Lazarte a Forbes. "Quienes crean modelos entienden que la calidad de los datos es más importante que la cantidad", completó.

Permitir que la inteligencia artificial influya en decisiones de contratación conlleva ciertos riesgos. En general, los modelos de lenguaje pueden generar respuestas sesgadas si se entrenan con datos que ya contienen prejuicios. Sin embargo, Foody sostiene que Mercor ofrece una protección aún mayor que los procesos tradicionales, ya que su sistema no accede a ciertos datos identificatorios de los candidatos, como el nombre, el género o la raza. Además, afirma que la empresa no utiliza información de entrevistas para entrenar a su reclutador de IA, una preocupación habitual entre los críticos del sector. "Una de las principales razones para no entrenar en entrevistas es que, por sí solas, no son muy útiles", explicó Foody, y agregó que para que realmente aportaran valor, la empresa necesitaría una cantidad de datos similar a la de toda la web.

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El negocio del etiquetado de datos ya muestra señales de saturación.

 

La venta de Scale a Meta, que sacudió al sector, también abrió interrogantes sobre la sostenibilidad del etiquetado de datos como modelo de negocio. Muchos analistas se preguntaron por qué Alexandr Wang, el CEO de la empresa más influyente del rubro, habría decidido alejarse si no detectaba algo preocupante en el horizonte. Foody tiene otra lectura. Asegura que el acuerdo con Meta validó a toda la industria, ya que el gigante tecnológico decidió invertir miles de millones por una participación del 49%. Y redobla la apuesta: mientras existan conceptos complejos que los modelos deban aprender, serán necesarios entrenadores humanos. Según dice, falta mucho para que ese negocio llegue a su techo.

Ahora, Mercor busca alcanzar una nueva etapa. La contratación de Sundeep Jain como presidente el mes pasado marcó la llegada del que muchos en la industria llaman "el adulto en la sala", una figura similar a lo que fue Eric Schmidt cuando se sumó a Google para acompañar a los jóvenes fundadores Larry Page y Sergey Brin. Según explicó, su principal objetivo es escalar todos los sistemas de Mercor: desde los procesos de incorporación y gestión, hasta el desarrollo de sistemas más precisos de seguimiento y generación de informes para los clientes. En paralelo, tendrá que acostumbrarse a la cultura juvenil de la compañía. "Estoy aumentando significativamente la edad promedio", bromeó Jain, de 54 años.

Ese contraste etario se nota en la sede de Mercor. Un viernes por la tarde de julio, la oficina estaba a pleno. En las paredes cuelgan frases inspiradoras, tanto de referentes tecnológicos como de los propios ingenieros de la empresa. "Ninguna innovación significativa surgió jamás de una gran empresa", dice un cartel con una cita de Vinod Khosla. A pocos metros, otro cartel muestra una frase de un ingeniero de Mercor: "Bienvenido a bordo del cohete". Ejemplares del libro "De cero a uno", de Peter Thiel, están desparramados por distintos escritorios. En un carrito de bar, junto a botellas de Dom Pérignon y Don Julio 1942, se alinean decenas de bebidas energéticas Monster y un solitario bote de Pringles Loaded Hot Dog.

Foody creció en Menlo Park y, según dice, siempre tuvo Silicon Valley en la sangre. Su madre trabajaba en el equipo inmobiliario de Meta y su padre fundó una empresa de interfaces gráficas en los años 90, antes de dedicarse a asesorar startups. A los 16 años, cuando todavía iba al colegio, lanzó uno de sus primeros proyectos: una plataforma para conseguir promociones en Amazon Web Services a sus amigos, por la que cobraba US$ 500 a cada uno.

La influencia de sus padres fue clave en su formación como emprendedor. Muchas de las charlas familiares giraban en torno a negocios. Su padre solía darle un consejo: crear empleos y vender a "clientes ricos con problemas", en lugar de ofrecer productos a conocidos. "Bromeamos diciendo que Mercor personifica ambas cosas. Creamos empleos y vendemos a los clientes más adinerados", recordó Foody.

El trío fundador arrancó con una idea simple: conectar ingenieros de India con empresas estadounidenses que necesitaban programadores freelance. No tardaron en despertar el interés de los inversores. "No son solo prodigios", dijo Peter Fenton, socio de Benchmark, a Forbes. "Son fuerzas inclasificables", subrayó. Para convencerlos, los invitó a un tour en helicóptero por San Francisco. Otro fondo, Felicis Ventures, los llevó en jet privado a Las Vegas para correr en la pista de Fórmula 1 con Ferraris. Según Sundeep Peechu, socio de Felicis, Foody ganó la carrera y lo recuerda como alguien que "participaba agresivamente en cada curva". "El responsable de asumir riesgos en la empresa debería ser el director ejecutivo", afirmó.

Peter Thiel, quien participó en la ronda Serie A de la compañía, también abrió su red de contactos. Foody recordó haber asistido a una de sus fiestas navideñas con temática política, donde los invitados podían elegir entre una pastilla roja o una pastilla azul, en alusión a Matrix. Esa metáfora se transformó en un símbolo de la grieta ideológica entre izquierda y derecha. Foody aclaró que no eligió ninguna.

A largo plazo, Mercor apunta a encontrar el trabajo adecuado para cada persona. La idea es poder ubicar abogados en estudios jurídicos o médicos en hospitales. Por ahora, sin embargo, el negocio rentable está en entrenar a la inteligencia artificial, y todo indica que seguirá así en el futuro cercano, sobre todo mientras Scale parezca una amenaza menos inmediata. "Dejó un vacío muy significativo en el sector", dijo Foody.

 

*Con información de Forbes US.

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