En 12 meses, hasta junio de 2025, las ventas por comercio electrónico en Uruguay superaron los 2.000 millones de dólares, una cifra que equivale al 2,4% del PBI y que, comparada con la del año 2019, supone un crecimiento en dólares y en pesos siete y seis veces mayor respectivamente.
Estos datos se desprenden del informe Panorama del Comercio Electrónico en Uruguay, que la consultora Exante realizó para la Cámara de la Economía Digital de Uruguay (CEDU) y que su socia, Tamara Schandy presentó en el eCommerce Day, que se llevó a cabo el 17, 18 y 19 de setiembre en el LATU.
"Al igual que en el resto del mundo, esto no se trata solamente de un escalón post pandemia. Sino que año a año, durante estos últimos años, se ve un crecimiento sostenido de este canal, con tasas de crecimiento por arriba del 30%. Es mucho mayor que el crecimiento que, por lo general, registra el consumo o la economía uruguaya en su conjunto", afirmó.
El volumen de ventas del comercio electrónico no solo equivale al 2,4% del PBI, sino que también representa al 4% del consumo privado en Uruguay. De hecho, desde 2019 la cantidad de transacciones se multiplicaron por 10. Mientras que antes de la pandemia se registraban menos de 8 millones de transacciones por año, los datos de 2024 demuestran que estas se disparan a 75 millones.
En este sentido, la socia de Exante expresó que el crecimiento registrado fue mayor en cantidad de transacciones, que en masa de dinero. "Esto quiere decir que hoy las compras (por comercio electrónico) tienen más que ver con decisiones de consumo cotidiano, por menos dinero que años atrás".
Schandy manifestó también que Uruguay se encuentra en un "lugar de privilegio" para esta tendencia de crecimiento, ya que cuenta con buenos niveles de acceso a internet y conexión, así como de bancarización (medios de pagos electrónicos).
Efecto Temu
Más allá de esto, el gran desafío que presenta el e-commerce uruguayo tiene que ver con las posibilidades que abre este canal para realizar compras en el exterior, lo que se ha venido a llamar "efecto Temu". Según el informe Tendencias de consumo digital realizado por la consultora Factum, a pedido de la CEDU, en lo que va de 2025, el 51% de los consumidores online realizaron compras en market places del exterior. Esto supone un incremento del 32% respecto a 2024.
A su vez, el 66% de los internautas declaró haber comprado al menos una vez en el exterior, cifra que implica un aumento equivalente al 38% respecto al año anterior. En tanto, el 88% realizó consultas de compras en sitios extranjeros.
Eduardo Botinelli, director de Factum, manifestó que esto presenta grandes desafíos para el entorno digital uruguayo. Entre ellos, señaló, la importancia de posicionar el diferencial local (cercanía, rapidez, soportes, devoluciones fáciles), la necesidad de cubrir localmente aquellas categorías de productos en los que haya alta demanda externa y el desarrollo de campañas que eduquen sobre las ventajas de los canales locales.
En este sentido, subrayó que el vínculo de los internautas con el sistema de ecommerce local tiene un grado de satisfacción alto, ya que el 89% de los que realizaron compras online en Uruguay se declaró "muy satisfecho" con el resultado. No obstante, esto implica una caída del 11%, respecto a 2024.
En tanto, el 32% considera que a futuro va a realizar más compras por internet que hace dos años y el 17% cree que por este canal gastará más de lo que gastó en 2024. Estos números también plantean desafíos para el ecosistema local, tales como: la segmentación y personalización, que den insumos a los compradores mayores de 60 años, quienes recién ahora están ingresando al mundo del ecommerce; la generación de mejores ofertas y beneficios para clientes específicos; la creación de espacios de feedback y la medición activa del grado de satisfacción.
Compradores más sofisticados
El informe de Factum también señala que 9 de cada 10 personas en Uruguay realizan actividades digitales relacionadas al consumo. De estas, el 84% lo hace desde el smartphone y el 64% efectivamente concretó alguna compra online en el último año.
Botinelli aseguró que la diversidad de categorías y canales genera una tendencia incremental a la sofisticación del consumidor. De hecho, el 87% de los compradores por internet antes de concretar la transacción consulta y compara precios. Es decir, es un consumidor estratégico. En tanto, el 48% abandona la compra, si la transacción falla.
Por su parte, el informe de Exante da cuenta de que las tarjetas de crédito son el método de pago más usado a la hora de comprar por internet, aunque el uso de tarjetas de débito y dinero electrónico, que hoy se ubica en un 30%, viene creciendo a un ritmo más acelerado.
Mientras que entre 2010 y 2024, el monto operado con tarjetas de débito o dinero electrónico creció en el orden del 50% por año, el monto operado con tarjetas de crédito creció a un 6% anual. El año pasado, las compras realizadas con débito o dinero electrónico equivalían a 15.200 millones de dólares, mientras que las concretadas con crédito ascendían en 8.100 millones de dólares.
En general, las compras con tarjeta de crédito suelen ser por montos mayores que cuando se hace por débito o dinero electrónico. En tanto, el monto promedio por compra online en Uruguay es de $ 1.200 aproximadamente.
Factum analizó también los motivos por los cuales aún hay gente que no compra por internet o si bien se lo plantea, abandona. El 48% de estas personas señaló que no lo hace porque prefiere ver y tocar los productos antes de comprarlos. El 39% dijo no encontrar los productos y servicios que busca, mientras que el 26% manifestó no encontrar precios atractivos. En tanto, un 23% confesó que no le genera confianza pagar por internet y un 18% adujo no tener confianza en que lo que compró sea lo que vaya a recibir.
En este sentido, Botinelli señaló que trabajar en la generación de confianza y en el proceso educativo de las personas mayores de 60 años se encuentran también entre los desafíos que debe asumir el sector. Además, mencionó la necesidad de integrar la experiencia física y digital y la implementación de campañas de pruebas sin riesgo, como por ejemplo, la devolución sin costo.