Forbes Uruguay
Sam Altman
Money

Por qué OpenAI puede provocar una caída del 30% en el S&P

Trefis Team

Share

El nivel de apuestas vinculadas a la inteligencia artificial es tan alto que cualquier traspié financiero de OpenAI podría generar un efecto dominó en las principales acciones tecnológicas del índice. La concentración de ingresos futuros en un solo cliente con serios desafíos de financiación es una señal de alerta que muchos prefieren no mirar.

13 Noviembre de 2025 18.25

OpenAI cerró una serie de acuerdos por más de US$ 1.000 millones entre septiembre y octubre de 2025 para asegurar una enorme capacidad de computación e infraestructura destinada al entrenamiento y la inferencia de inteligencia artificial.

Los acuerdos, que involucran a gigantes tecnológicos como Microsoft (NASDAQ: MSFT), Amazon (NASDAQ: AMZN) y Oracle (NASDAQ: ORCL), llamaron la atención de muchos. Para una startup con ingresos relativamente limitados, el volumen de los compromisos genera incertidumbre y deja más dudas que certezas sobre cómo planea afrontarlos y cuál es su verdadero objetivo. Además, como estas compañías representan juntas más de una quinta parte del S&P 500, cualquier traspié relevante podría tener un impacto directo en todo el mercado.

Lo más preocupante es que, si OpenAI tropieza, todo el S&P 500 podría resentirse. Compañías como Microsoft, Nvidia y Amazon concentran hoy más del 20 % del peso total del índice. Sus acciones subieron con fuerza, en parte gracias a las inversiones en inteligencia artificial y a los acuerdos multimillonarios con OpenAI. Si esos compromisos se debilitan o no se concretan, las ganancias acumuladas en los últimos años podrían esfumarse en poco tiempo. Cuando OpenAI tambalea, el mercado se enfría. Si la empresa que lidera el auge de la inteligencia artificial enfrenta problemas, esas compañías podrían desplomarse y arrastrar al índice con ellas.

En este contexto, los últimos acuerdos de OpenAI abren una oportunidad para que quienes invierten a largo plazo reevalúen si conviene o no incluir acciones de estas grandes tecnológicas en sus carteras.

No se trata de un asunto menor, así que vale la pena hacer una pausa. Primero, conviene analizar con más detalle el contexto que rodea a cada una de estas cifras. Después, veremos si existe la posibilidad de que este escenario no se concrete y cuáles serían las razones.

Revisión de los compromisos de OpenAI

Para entender la magnitud del asunto, hay que volver sobre las cifras y los compromisos concretos.

  • OpenAI se comprometió a pagar US$ 38.000 millones a Amazon durante siete años por el uso de los servicios en la nube de AWS. El acuerdo ya está en marcha.
  • También acordó pagar US$ 300.000 millones a Oracle en un plazo de cinco años, a partir de 2027, por capacidad de computación dedicada al desarrollo de inteligencia artificial.
  • A eso se suma un compromiso de US$ 250.000 millones con Microsoft, en concepto de uso de Azure para entrenamiento e inferencia de modelos de IA, como parte de su alianza permanente.
Sam Altman, CEO de OpenAI.
OpenAI está invirtiendo a gran escala. Eso representa una buena noticia para todo el ecosistema de la inteligencia artificial.

 

Si bien estos gastos se ejecutarán de forma progresiva, OpenAI planea invertir cerca de US$ 1,4 billones en infraestructura informática. Esa cifra incluye contratos con Google Cloud, la compra de chips a Nvidia, convenios con neoclouds y la construcción de centros de datos, todo con el objetivo de sostener sus ambiciones en inteligencia artificial.

Inversores de OpenAI

Está claro: OpenAI está invirtiendo a gran escala. Eso representa una buena noticia para todo el ecosistema de la inteligencia artificial. Pero la pregunta clave es: ¿quién pone el dinero para que el proyecto arranque?

Uno de los nombres más relevantes es Nvidia. La compañía podría aportar hasta US$ 100.000 millones en financiamiento progresivo. El primer desembolso, de US$ 10.000 millones, llegaría una vez que se complete el primer gigavatio (GW) de capacidad en 2026. A partir de ahí, el apoyo se ampliaría para respaldar al menos 10 GW de sistemas desarrollados con tecnología Nvidia.

También está el acuerdo de financiamiento por US$ 40.000 millones anunciado a comienzos de este año, encabezado por la japonesa SoftBank.

Sin embargo, el total comprometido hasta ahora alcanza apenas los US$ 140.000 millones. Eso equivale al 10 % del gasto que OpenAI proyecta, que asciende a US$ 1,4 billones. La gran incógnita sigue siendo de dónde saldrá el resto del dinero.

OpenAI podría acceder a fondos soberanos, que son vehículos de inversión estatales que administran ingresos por exportaciones de petróleo o superávits comerciales, y que muchas veces buscan oportunidades con altos niveles de rentabilidad.

Otra opción sería conseguir el dinero directamente de los usuarios. Pero eso parece poco probable. Hoy, OpenAI genera cerca de US$ 13.000 millones en ingresos recurrentes anuales, y alrededor del 70 % proviene de los usuarios de ChatGPT que pagan unos US$ 20 mensuales por el acceso premium. En comparación con el gasto que la compañía tiene proyectado, esa cifra es insignificante.

¿Qué pasaría si OpenAI no consigue la financiación?

El impacto se hará sentir en todo el ecosistema de la inteligencia artificial, desde los grandes jugadores hasta los más pequeños, y las acciones podrían sufrir un golpe fuerte.¿Cuán severo podría ser ese impacto en el mercado bursátil?

Las acciones de Amazon subieron 14 % en lo que va del año, en buena parte por el impulso de la inteligencia artificial y los negocios en la nube. El acuerdo reciente con OpenAI, por ejemplo, le aportó hasta un 5 % de suba en un solo día.

En el caso de Oracle, sus acciones acumulan una suba del 42 % en lo que va del año. El salto estuvo impulsado por los anuncios en torno a su cartera de proyectos de IA. En una sola jornada, la acción trepó 36 %, lo que sumó más de US$ 200.000 millones a su capitalización de mercado.

 

Wall Street, acciones, bonos, inversiones, S&P500, mercados internacionales, Fed
Si OpenAI comete un error, todo el S&P 500 podría verse afectado.

 

Microsoft, por su parte, muestra un avance del 21 % este año, apuntalado por el crecimiento de Azure AI y su relación estratégica con OpenAI.

La capitalización bursátil total de estas acciones, junto con la de otras compañías vinculadas al ecosistema de proveedores de computación de OpenAI, supera con holgura los US$ 10 billones. Solo en el último año, las ganancias bursátiles de estas empresas superaron los US$ 2 billones.

El dato más inquietante es que, si OpenAI comete un error, todo el S&P 500 podría verse afectado. Compañías como Microsoft, Nvidia y Amazon concentran hoy más del 20 % del peso total del índice. Cuando ellas tambalean, el mercado lo siente. Si OpenAI —símbolo del auge de la inteligencia artificial— enfrenta turbulencias, esas acciones podrían desplomarse y arrastrar al índice. Una caída del 20 % al 30 % no sería descabellada.

Y el golpe podría ser incluso más fuerte que las ganancias acumuladas en todo el año. No se trataría solo de borrar lo ganado con esta apuesta: sería mucho más profundo. No tiene lógica. Nunca la tiene. Pero así opera el miedo. El primero que se va, gana. Por eso todos quieren salir al mismo tiempo. Quieren ser los primeros.

No todo son malas noticias

De todos modos, esta posible reacción en cadena no es inevitable. La inteligencia artificial está en el centro de todas las conversaciones. Y si bien US$ 1,4 billones parece una cifra descomunal, puesta en perspectiva, no lo es tanto. Veamos algunos ejemplos:

  • A octubre de 2025, hay US$ 18,5 billones depositados en cuentas bancarias comerciales. La mayoría se encuentra en cuentas de bajo rendimiento, pero podrían empezar a movilizarse si los precios bajan.
  • También hay US$ 7,4 billones invertidos en fondos del mercado monetario. Son instrumentos ultraseguros, con rendimientos cercanos al 4 %, pero aún así representan una fuente de capital potencial.
  • Los fondos soberanos suman más de US$ 3 billones. Solo el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita alcanzaba los US$ 1,15 billones a fines de 2024. En Singapur, GIC y Temasek gestionan en conjunto activos por alrededor de US$ 1 billón. Y el fondo soberano de Kuwait (KIA) también se estima cerca de ese nivel.

Aprovechar esta enorme liquidez que hoy está subutilizada podría servir para financiar las ambiciones de OpenAI sin generar un desequilibrio en los mercados. Lo que muchos ven como una amenaza, también podría convertirse en un motor para la próxima gran ola de innovación.

Soñar en grande, pero sin perder de vista los riesgos

La gran pregunta no es solo si OpenAI logrará conseguir el dinero, sino qué dice este nivel de inversión sobre el mercado actual, impulsado por la inteligencia artificial. El mercado celebra con entusiasmo los flujos de ingresos que podrían generar Microsoft, Amazon, Oracle y el resto de las compañías que integran el ecosistema de la IA. Todas parecen bien posicionadas para beneficiarse, de manera directa o indirecta.

Microsoft
. El mercado celebra con entusiasmo los flujos de ingresos que podrían generar Microsoft, Amazon, Oracle y el resto de las compañías que integran el ecosistema de la IA.

 

Pero hay una parte del riesgo que muchos prefieren ignorar: el riesgo de contraparte. Cuando un solo cliente —en este caso, uno que aún arrastra una enorme brecha de financiamiento— representa una porción tan grande de los ingresos futuros, eso debería encender una señal de alerta. Para graficarlo mejor: es como vender una línea de tren completa, que todavía no se construyó, a una minera que aún no encontró el oro, pero que promete pagarte con las ganancias cuando lo haga.

Y en ese escenario, más vale seguir de cerca los pasos de esa minera gigante.

Es fundamental mirar con atención todos los llamados "ingresos por IA". Cada vez que una acción de una gran tecnológica se dispara tras firmar un acuerdo vinculado a inteligencia artificial, conviene hacerse una pregunta clave: ¿se trata de ingresos recurrentes provenientes de miles de clientes, o de un compromiso único y enorme de uno o dos jugadores como OpenAI? La diferencia en términos de riesgo es abismal.

También vale la pena repensar qué se considera una inversión segura. Las acciones de Microsoft, Amazon y Oracle suelen presentarse como las más confiables para apostar por la IA. Sin embargo, esta concentración de riesgo por US$ 1,4 billones demuestra que, en esta nueva carrera tecnológica, incluso los proveedores más sólidos están expuestos a riesgos enormes y con desenlaces binarios. Un impago por parte de OpenAI no solo sería un golpe para ellos, sino un evento catastrófico y sistémico para toda la cadena de valor de la inteligencia artificial.

 

*Con información de Forbes US.

10