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Lo que nadie te cuenta sobre ser CEO: 8 desafíos que incluso llegan a superar a los grandes líderes

Nirmal Chhabria

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Muchos directores ejecutivos descubren tarde que el éxito temprano no garantiza saber pilotear la compañía en la siguiente etapa. Desde la trampa de ingresos impredecibles hasta el desgaste por decisiones solitarias, estos obstáculos silenciosos desgastan a quienes se supone que tienen todas las respuestas.

14 Julio de 2025 23.30

Hay una cruel ironía en el corazón del liderazgo: cuanto más eficiente sos para conseguir ascensos, menos preparado quedás para lo que sigue. Descubrí esta verdad durante una charla con un CEO que cerró una ronda de financiación por US$ 30 millones. "Debería estar celebrando", me confesó, "pero nunca me sentí tan perdido. Sé crear productos y liderar equipos, pero ¿dirigir una empresa? Improviso a diario".

Después de trabajar con cientos de directores ejecutivos, noté un patrón inquietante. Los mismos ocho desafíos aparecían una y otra vez, sin importar el tamaño o el sector de la empresa. No son problemas al azar, sino puntos ciegos que muestran una brecha profunda entre lo que creemos que significa el trabajo de un CEO y lo que en realidad exige. Estos son los ocho asesinos silenciosos que socavan a líderes capaces y las soluciones contrarias a la intuición que marcan la diferencia entre los CEOs que tienen dificultades y los que prosperan.

1. El espejismo de los ingresos: cuando el crecimiento se vuelve un juego de adivinanzas

Nada muestra tanto la vulnerabilidad de un CEO como la incertidumbre de sus ingresos. Celebra meses récord y después enfrenta sequías que nadie logra explicar. Cada sesión de planificación termina pareciendo una simple lectura de hojas de té. El problema no radica en la volatilidad del mercado, sino en tratar las ventas como si fueran un arte y no una ciencia. La mayoría de los directores ejecutivos heredan o arman procesos comerciales que dependen de la heroicidad individual en lugar de la previsibilidad sistemática.

La solución. Convertí tu motor de ventas en un sistema medible. Trazá cada etapa, desde el primer contacto hasta el cierre del trato. Identificá los obstáculos y las tasas de conversión en cada paso. Creá varios canales de adquisición para no depender de una sola fuente. Cuando los ingresos se vuelven previsibles, todo lo demás empieza a ser posible.

2. El cuello de botella del liderazgo: cómo tu caos limita a todos los demás

Esta es la verdad más dura que la mayoría de los directores ejecutivos se niega a aceptar: si vos estás desorganizado, toda tu empresa funciona por debajo de su potencial. Vi a ejecutivos brillantes optimizar cada proceso del negocio mientras su productividad personal seguía siendo un desastre. Invierten millones en eficiencia operativa, pero no reservan ni 30 minutos para planificar la semana. ¿El resultado? Viven en modo reactivo y no logran pensar con claridad cuando deben tomar decisiones clave.

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 El cuello de botella del liderazgo.

 

La solución. Armá una plantilla de "Semana Ideal" y defendela con convicción. Reservá tiempo para reflexionar, igual que hacés con las reuniones de la junta directiva. Bloqueá espacios para leer, planificar y trabajar en profundidad. Lo que se programa se cumple, incluso tu propia eficacia. Tu calendario es la estrategia puesta a la vista.

3. El teatro de la sala de juntas: confundir actualizaciones con liderazgo

Muchos CEOs convierten las reuniones de directorio en simples informes de situación y desperdician su recurso más valioso: la sabiduría colectiva de personas que ya resolvieron problemas parecidos. Mandás materiales a la junta directiva pocas horas antes y después usás tiempo valioso en repasar información que los directores podrían haber leído por su cuenta. Mientras tanto, las cuestiones estratégicas que no te dejan dormir siguen sin respuesta.

La solución. Mandá los materiales a la junta directiva con al menos 48 horas de anticipación y marcá de forma clara qué es "Solo lectura previa" y qué "Requiere debate". Usá el tiempo de la reunión para tratar los desafíos estratégicos más importantes. Así, tu junta pasa de ser una simple audiencia a convertirse en un grupo de asesores.

4. La paradoja de la contratación: la persona equivocada en el momento adecuado

"Contratar con anticipación" se volvió casi un lema en las startups, pero puede ser destructivo si se aplica sin criterio. Vi a CEOs incorporar a ejecutivos con mucha experiencia que esperan procesos bien definidos y se encuentran con un caos propio de las primeras etapas. También vi a jóvenes talentos que no logran crecer cuando la empresa empieza a escalar. El verdadero desafío no pasa por encontrar personas talentosas, sino por dar con alguien que se destaque en tu realidad actual y, al mismo tiempo, pueda crecer para cubrir las necesidades que vendrán.

La solución. Sé completamente honesto sobre lo que necesitás ahora, no sobre lo que imaginás dentro de 12 meses. Contratá a alguien que pueda manejar las dos etapas. Poné la inteligencia adaptativa por encima de las credenciales impecables.

5. La ilusión de la rendición de cuentas: por qué las buenas intenciones no alcanzan

"Mi equipo simplemente no cumple con sus compromisos", me repiten muchos CEOs frustrados. Pero cuando reviso sus sistemas de gestión, encuentro reuniones de equipo que se hacen de manera esporádica, encuentros individuales que se cancelan y un seguimiento que nunca es constante. La responsabilidad no surge de ilusiones ni de registros improvisados.

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"Mi equipo simplemente no cumple con sus compromisos", repiten muchos CEOs .

 

La solución. Primero, marcá el ritmo de tus reuniones. Las reuniones semanales de equipo se hacen sin excusas. Las reuniones individuales son sagradas. Llevá un seguimiento sistemático del progreso respecto a los compromisos. Como dijo el experto en gestión Andy Grove, las reuniones son el medio de la gestión.

6. La crisis de la comunicación: cuando tu mensaje se pierde

Entrá a tu sitio web ahora mismo. ¿Un desconocido puede entender en cinco segundos qué hacés, para quién es y qué debería hacer a continuación? Si la respuesta es no, estás perdiendo oportunidades todos los días. Las propuestas de valor poco claras no solo confunden a los clientes, sino que también paralizan a los empleados, que no logran priorizar con eficacia, y a los inversores, que no comprenden tu ventaja competitiva.

La solución. Simplificá tu mensaje al máximo. Probalo con personas que no tengan relación con tu sector. Si no pueden explicarte con claridad cuál es tu valor, seguí puliéndolo hasta que lo consigan. La claridad es una ventaja que pocos logran.

7. El déficit de conversación: cómo la evasión amplifica los problemas

Todos los CEOs que conozco posponen al menos una conversación clave: dar retroalimentación a un ejecutivo que rinde por debajo de lo esperado, discutir temas incómodos sobre la cultura de la empresa o enfrentar desacuerdos estratégicos con los cofundadores. Las matemáticas del liderazgo son crueles: las conversaciones difíciles se vuelven exponencialmente más complicadas cuanto más las postergás.

La solución. Tratá los problemas cuando todavía son manejables. Aprendé métodos de comunicación estructurados que ayuden a quitar la carga emocional de las conversaciones difíciles. Ponete una regla clara: ninguna conversación se retrasa más de una semana desde que identificás que es necesaria.

8. La niebla de la estrategia: cuando la dirección se vuelve confusa

Si no podés explicar tu estrategia en una sola frase clara, tu equipo tampoco podrá ejecutarla. Esto genera confusión por todos lados: los empleados no saben qué priorizar, los clientes no entienden por qué tendrían que elegirte y los inversores no ven cómo vas a ganar.

La solución. Resumí la estrategia en una frase que todos puedan recordar y repetir. Probala con tu equipo. Si no pueden explicarla con claridad, seguí simplificándola hasta que lo consigan.

El superpoder oculto del CEO

Estos ocho desafíos son predecibles y están conectados entre sí. Los CEOs que logran escalar con éxito no tienen una inteligencia extraordinaria. Construyen sistemas sólidos para los aspectos básicos que la mayoría de los líderes pasan por alto. El techo de tu empresa no lo marcan las condiciones del mercado, sino tu voluntad de dominar esos conceptos poco atractivos que permiten que todo lo demás funcione. La pregunta no es si vas a enfrentar estos desafíos, sino si los vas a encarar antes de que ellos te pasen por encima.

 

*Con información de Forbes US.

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