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Starship - Los robots de reparto de naves espaciales están listos para apoderars
Innovacion

La empresa que armó en silencio una de las flotas robóticas más grandes del mundo y ahora va por las ciudades de EE.UU.

John Koetsier

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Mientras los gigantes tecnológicos siguen en fase de prueba, Starship ya suma millones de entregas autónomas y apunta a multiplicar su presencia con una inversión fresca de US$ 50 millones. Sus robots eléctricos operan sin GPS, sin choferes y casi sin mantenimiento.

15 Octubre de 2025 16.30

Mientras Google, Amazon, Uber, DoorDash y una multitud de startups compiten por automatizar la logística de última milla con drones y robots de reparto, Starship armó en silencio una de las flotas más grandes del mundo real. Con nueve millones de entregas —cinco veces más que todos sus competidores estadounidenses juntos—, la compañía sostiene que la vereda es el futuro del reparto. Y acaba de recaudar otros US$ 50 millones para sumar más robots en ciudades de Estados Unidos.

El objetivo es pasar de los 2.700 robots actuales a más de 12.000 en 2027.

"Dominamos los mercados urbanos europeos y los campus estadounidenses", afirma Ahti Heinla, cofundador y director ejecutivo de Starship Technologies. "Ahora es el momento de replicar este éxito comprobado en las ciudades estadounidenses. Millones de consumidores estadounidenses pronto experimentarán la entrega en menos de 30 minutos con los robots de Starship como el nuevo estándar".

El futuro del reparto tiene ruedas. O alas. Y quizás, en algún momento, hasta piernas no humanas.

Gracias a Amazon, recibir pedidos en casa dejó de ser un lujo para convertirse en algo cotidiano. Pero el próximo gran salto probablemente no vendrá de la mano de personas ni de autos. Lo más probable es que lo impulsen sistemas autónomos que ruedan, vuelan o se arrastran hasta tu puerta durante el último kilómetro. Esa transformación ya empezó en decenas de ciudades del mundo. 

DoorDash, por ejemplo, lanzó recientemente a Dot, un robot de reparto capaz de circular por calles, veredas y entradas de autos. Amazon también probó un bot y hasta experimentó con robots humanoides. Uber Eats implementa Serve Robotics en Los Ángeles, y tanto Walmart como Wing —la división de drones de Google— usan aeronaves no tripuladas para repartir paquetes pequeños en varias ciudades de Estados Unidos.

Esa es la apuesta de Starship Technologies. Pero la compañía ya no se mueve en fase experimental. Fundada por Ahti Heinla y Janus Friis, los mismos que crearon Skype, Starship asegura que su flota de 2.700 robots está activa en seis países y que ya alcanza la rentabilidad por entrega en al menos algunos de ellos.

Esto ubica a Starship entre los actores con mayor escala operativa en el negocio de la entrega autónoma. Sin embargo, todavía está lejos de convertirse en algo habitual. Justamente eso busca cambiar la nueva inversión de US$ 50 millones, que se suma a los US$ 230 millones previos: hacer que la entrega robótica sea algo normal.

"Hace diez años teníamos un prototipo. Ahora tenemos un producto comercial que realiza millones de entregas... ciudad tras ciudad", contó Heinla en el podcast de TechFirst.

Starship opera de forma ininterrumpida desde hace siete años en ciudades como Milton Keynes, en el Reino Unido, y, según afirma, ya forma parte del tejido cotidiano de esas comunidades.

Sus robots circulan principalmente por veredas y ciclovías. Cruzan calles sin asistencia —llevan acumulados más de 200 millones de cruces, según el director ejecutivo Heinla— y no usan GPS. En cambio, navegan con cámaras integradas y visión artificial que se adapta al terreno real. De acuerdo con la empresa, sus sistemas de mapeo son mucho más precisos que el GPS, con márgenes que se miden en centímetros.

"El GPS, para nuestros propósitos, no es lo suficientemente preciso, ni mucho menos", asegura Heinla. "El GPS puede darte una orientación aproximada de dónde te encontrás, pero nuestros robots navegan con una precisión de una pulgada de forma eficaz".

Mientras que muchos sistemas con drones o vehículos requieren centros centralizados, los robots de Starship están al aire libre, se cargan solos y casi no necesitan mantenimiento. En Finlandia, explica Heinla, apenas dos centros de mantenimiento alcanzan para cubrir entregas en decenas de ciudades. Ese modelo descentralizado debería permitir una expansión más rápida, aunque su despliegue a gran escala en las ciudades estadounidenses todavía enfrenta un desafío importante.

Uno de los factores clave que acelera la expansión de los robots de reparto es su menor costo. Aunque la empresa no da cifras exactas, Heinla sostiene que cada entrega cuesta menos que la realizada por repartidores humanos. No hay propinas, ni combustible, ni sueldos que pagar: los robots de Starship son pequeños vehículos eléctricos que funcionan sin intervención humana.

"La asequibilidad es muy importante", afirma. "Este no es un servicio de lujo".

La propuesta resulta atractiva en una industria donde los costos laborales, la rotación de conductores y el precio del combustible recortan los márgenes de los comercios. Según Heinla, los supermercados que incorporaron estos robots vieron un aumento del 10 % en sus ingresos, probablemente por la mayor frecuencia de pedidos y el efecto que genera la novedad.

Para los consumidores, el atractivo va más allá de lo nuevo. Se trata de velocidad y de costo: al ser más barato que los servicios de entrega tradicionales, se puede usar varias veces por semana sin culpa, para pedidos de cualquier tamaño.

Starship todavía no anunció en qué ciudades de Estados Unidos empezará a ofrecer su servicio de entrega robótica. Pero, claro, el éxito del despliegue no depende solo de la ingeniería. También hay interrogantes importantes sobre políticas públicas, regulación, aceptación social y la competencia de gigantes con billeteras mucho más abultadas.

Aun así, Heinla se muestra confiado.

"Hemos resuelto todos los problemas que había que resolver", dijo.

Es una afirmación fuerte. Los próximos años dirán si puede sostenerla.

 

Con información de Forbes US.

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