Forbes Uruguay
24 Septiembre de 2025 09.12

Matías Castro

Estudio TORO: con su "arquitectura sin ego" para sacar lo mejor de cada negocio llegó a Punta del Este y se proyecta en Europa

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Con su visión de fusionar diseño, negocio y experiencia humana transformó un trabajo unipersonal en una firma que estuvo detrás de proyectos como Rudy, The Lab y Plaza de Chueca.

El arquitecto Ernesto Figueroa, director y fundador del Estudio TORO, construyó un camino propio y específico en el mercado uruguayo, especializado en el retail y, sobre todo, en locales gastronómicos. Su formación como arquitecto y gerente comercial le dieron una perspectiva que va más allá de lo estético. Desde la apertura del estudio, en 2018, su firma se enfocó en comprender la marca, el público y los objetivos del cliente antes de diseñar un espacio. Locales tan distintos y reconocibles como The Lab, Estudio Café, Pimentón, Rudy o Plaza de Chueca, llevan su marca.

"Nosotros no seguimos ningún tipo de tendencia ni trabajamos el proyecto para que sea visualmente estético. No nos interesa eso. Lo que sí nos interesa es conocer hacia dónde quiere ir el cliente", explica Figueroa en diálogo con Forbes Uruguay.

Esta filosofía los llevó a un enfoque que él describe como "arquitectura sin ego". El primer encargo, la cafetería The Lab Coffee Roasters de Punta Carretas, fue el punto de partida de esta metodología, al enfocarse en desarrollar un espacio que entendiera a su público y su visión de negocio.

Historia y método

El crecimiento de Estudio TORO comenzó como un emprendimiento unipersonal. Durante los primeros tres meses, Figueroa trabajó solo antes de que el volumen de encargos le exigiera convocar a un equipo mayor. Desde aquel primer proyecto, la firma no ha tenido períodos sin trabajo, cuenta. Su método implica un proceso de inmersión total con el cliente y eso se refleja en esa continuidad y en un presente con cerca de 30 proyectos activos.

"Nos metemos por completo. Entramos a la empresa. Es muy difícil que alguien solamente te diga: 'Quiero un local, hácemelo' y nada más. Nosotros tratamos de conocer la totalidad de los productos que ofrecen, qué ticket promedio tienen, qué venden más", asegura Figueroa. El equipo del estudio trabaja con una red multidisciplinaria de profesionales, desde diseñadores gráficos hasta urbanistas, para garantizar que cada proyecto sea una respuesta única a las necesidades de la marca.

Ernesto Figueroa, director y fundador de Estudio TORO. Foto: Nicolás Garrido.
Ernesto Figueroa, director y fundador de Estudio TORO. Foto: Nicolás Garrido.

La firma llevó este enfoque a proyectos residenciales y comerciales. En el área gastronómica, lograron un impacto significativo, creando comunidades en torno a sus obras. En proyectos tan distintos como el histórico Bar Facal y la más joven Plaza de Chueca, por ejemplo, la firma buscó potenciar la identidad ya existente de las marcas en lugar de imponerles un nuevo estilo.

Presente y proyección

Actualmente, el estudio cuenta con un porfolio que supera los 90 proyectos a lo largo de toda su trayectoria. Su trabajo se distribuye en tres categorías de forma equilibrada: un 40% enfocado en gastronomía, un 30% en retail y un 30% en proyectos residenciales. La escala de los proyectos es cada vez mayor, con obras en curso como una bodega de más de 2000 metros en Maldonado y un proyecto en Punta Ballena para una marca boutique de vinos. Este proyecto es tan grande que la firma trabaja en consolidar un equipo fijo en la zona para manejar la logística.

La proyección del estudio  apunta más allá de Uruguay. Si bien ya participaron en proyectos en el extranjero, la visión de Figueroa es establecer una base en el exterior. 

"Ahora vamos a abrir el estudio en el este, pero nuestro paso siguiente es trabajar fuera de fronteras. Esa es como nuestra meta", revela Figueroa, quien tiene planes de establecer una oficina en Madrid.

La expansión busca explotar un nicho de mercado en Europa. La apertura en la capital española se proyecta para aproximadamente dentro de un año y medio. Con este plan, Estudio TORO busca aplicar su modelo de arquitectura sin ego y con foco en el negocio en un nuevo mercado internacional.

Además de su expansión, el estudio trabaja en importantes proyectos locales. Entre ellos, la instalación de la prestigiosa cadena italiana de librerías Fortinelli, que en el correr de este año abrirá su primera tienda a nivel nacional, donde hoy funciona Puro Verso, histórico y patrimonial edificio. 

Sobre este proyecto, comenta: "Trabajar con libros es totalmente distinto a la gastronomía. Hay un tema de iluminación, de recuperar ese espacio que es fabuloso y de llevarlo a lo que era la óptica Pablo Ferrando, que estaba ahí originalmente. Es espectacular". De este modo, el proyecto implica el desafío de respetar los aspectos patrimoniales y valiosos del edificio y, a la vez, armonizarlos con la impronta y requerimientos de la cadena italiana.

Arquitecto y gerente

La capacidad de Figueroa para fusionar su pasión por la arquitectura con su visión empresarial es un pilar de la identidad del estudio. En su día a día, se divide entre el rol de director y la supervisión del área de proyectos, una dualidad que, lejos de ser un obstáculo, se complementa. 

"Mi día se divide en las dos cosas", afirma y destaca que su formación en gerencia le resultó fundamental para manejar el estudio, entendiendo que el éxito creativo debe ir de la mano con la viabilidad económica. Esta simbiosis le permite no solo concebir proyectos con una fuerte identidad de diseño, sino también planificarlos estratégicamente para optimizar recursos y tiempos. 

En su enfoque, el arte y el negocio no son fuerzas opuestas, sino aspectos interconectados de un mismo proceso de creación.

Un ejemplo de esta armonía entre lo creativo y lo gerencial es la elaboración de los azulejos de Plaza de Chueca. Lo que podría parecer un simple detalle decorativo fue en realidad un proceso de producción complejo y costoso, gestionado con una minuciosa planificación. 

Figueroa, con su rol de arquitecto, dibujó los diseños inspirados en las tabernas madrileñas, digitalizándolos para el proceso de fabricación. Paralelamente, como gerente, comprendió la necesidad de controlar los costos y el tiempo de ejecución de un encargo que se inició un año antes de la apertura del local. 

Los azulejos fueron pintados a mano por una artesana y hechos a la medida para encajar en la fachada. "Es una pena que después, cuando lo ves como cliente, no te des cuenta de todo el proceso que hay atrás", comenta, reflejando cómo cada detalle, por mínimo que sea, es el resultado de una gestión eficiente y una planificación estratégica que garantizan la rentabilidad y el valor del proyecto.

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