Revisás tus correos antes de levantarte y, a las diez de la noche, todavía respondés mensajes. El domingo a la noche ya estás de nuevo frente a la bandeja de entrada, intentando anticiparte al caos del lunes. ¿Te suena? Ese patrón constante se conoce como "jornada laboral infinita". Si a eso se le suma el esquema 9-9-6 (de nueve de la mañana a nueve de la noche, seis días a la semana), la semana laboral de 72 horas empieza a volverse ilimitada. Sin embargo, especialistas aseguran que existen formas de salir de esa rutina interminable.

Días laborales infinitos y semanas de 9-9-6
Cada vez más voces en Estados Unidos presionan para que las empresas adopten la semana laboral 9-9-6, con la idea de competir con China en el desarrollo de la inteligencia artificial. Pero trabajar 72 horas semanales —desde revisar el correo apenas te despertás hasta reuniones a la noche y también los fines de semana— genera un desequilibrio total entre el trabajo y la vida personal. Es, además, una receta segura para el estrés laboral, el agotamiento y el riesgo de karoshi, la muerte por exceso de trabajo.
Los datos del Informe Anual del Índice de Tendencias Laborales 2025 de Microsoft ya reflejan cómo estas jornadas sin fin absorben casi todo el tiempo del empleado, dejando poco margen para lo personal.
- El 40% de los empleados ya está despierto a las seis de la mañana revisando correos electrónicos, y a las diez de la noche, el 29% vuelve a chequear la bandeja de entrada.
- Además, uno de cada cinco revisa activamente el correo los fines de semana, en general antes del mediodía del sábado y del domingo.
- Los mensajes fuera del horario laboral aumentaron un 15% interanual, y hoy los empleados reciben en promedio 58 mensajes fuera del horario comercial.
- En ese contexto, uno de cada tres trabajadores afirma que el ritmo laboral se volvió imposible de sostener.
Mientras más empresas tecnológicas estadounidenses adoptan el horario chino para no perder terreno, especialistas advierten que esa decisión puede traer consecuencias graves para la salud. Hablé con Peter Duris, director ejecutivo y cofundador de Kickresume, quien me explicó que un estudio reciente de su organización demostró que la conciliación entre trabajo y vida personal es una prioridad clave para quienes están buscando empleo, y que algunas generaciones incluso la ponen por encima del salario.
"Las semanas laborales frenéticas de 72 horas no son necesarias para tener un negocio próspero", sostiene Duris. "Al contrario, priorizar el bienestar de los empleados podría ser la clave para un lugar de trabajo exitoso donde las personas realmente quieran trabajar duro, dar lo mejor de sí y permanecer en el equipo a largo plazo", agrega.
También hablé con Tom Giordano, socio fundador del estudio Pond Lehocky Giordano, quien advirtió que existen riesgos legales y culturales reales dentro del ámbito laboral que no se pueden ignorar. El abogado hizo hincapié en los problemas de salud que pueden derivarse de jornadas más largas, ya que aceleran el agotamiento de manera inevitable. Además, señaló que los estudios muestran un aumento en las tasas de accidentes cuando las jornadas se extienden. Y agregó que, en determinados puestos, el impacto sobre la salud física y la posibilidad de sufrir lesiones laborales también crece.
Romper con las jornadas laborales infinitas y el modelo 9-9-6
¿Cómo salir de las jornadas interminables y recuperar las tardes, los fines de semana y, sobre todo, la paz mental? "Que te puedan contactar las 24 horas no significa que debas estarlo", sostiene Ryan Zhang, experto en productividad laboral y director ejecutivo de Notta.ai.
El movimiento de contrafuerza conocido como "fuerza laboral líquida" busca cambiar de raíz cómo se entiende el bienestar en el trabajo. Plantea dejar atrás la idea equivocada de que arriesgar la salud mental y física, agotarse o sacrificar la vida personal para mantener un empleo es algo admirable. Mis tres entrevistados —Giordano, Duris y Zhang— comparten consejos para romper con las jornadas interminables y las semanas laborales de 9-9-6, evitar el agotamiento y mejorar el equilibrio entre trabajo y vida personal.
1. Conocé tus derechos legales
El abogado Tom Giordano insiste en la importancia de que los trabajadores conozcan sus derechos, sobre todo en lo que respecta a las horas extras. Señala que una semana laboral de 72 horas entra en conflicto directo con la legislación vigente, que exige el pago de todas las horas trabajadas por encima de las 40 semanales para quienes no están exentos.
"Como firme defensor del trabajo organizado, animaría a los trabajadores que consideren que las expectativas son injustas o insostenibles a organizarse colectivamente", afirma. "Y si se adopta un modelo de 9-9-6, los empleados deben plantear sus inquietudes sobre salud y seguridad de inmediato a través de Recursos Humanos o la gerencia", indica.
2. Establecer límites claros
"La jornada laboral infinita no es un problema de gestión del tiempo, sino de límites", afirma Ryan Zhang. "Cuando todo parece urgente, nada lo es. Nos acostumbramos a reaccionar en vez de pensar con estrategia, y nuestra salud mental lo paga. Las empresas que se ahogan en reuniones y mensajes no son más productivas, simplemente están más agotadas", agrega.
Peter Duris también recomienda poner límites concretos para evitar el agotamiento. Eso puede implicar desconectarse a tiempo, respetar el horario de trabajo pactado o no responder correos fuera del horario laboral. Aclara que trabajar horas extra no siempre es negativo, pero si ya tenés una agenda cargada, lo mejor es marcar una frontera clara entre el trabajo y la vida personal.

Zhang también sugiere establecer límites mentales: evitar caer en la trampa de pensar de más. "Ese correo no tiene por qué ser perfecto", remarca. "Esa presentación no necesita cinco retoques más. La jornada laboral interminable prospera gracias al perfeccionismo. A veces, alcanza con que esté suficientemente bien, y la tranquilidad de la noche anterior vale más que esas pequeñas mejoras", sostiene.
Además, propone crear zonas libres de trabajo en casa. "Designá espacios donde no se trabaje: sin notebook, sin llamadas laborales, sin revisar correos", recomienda. "Tu dormitorio, la mesa del comedor o el living pueden convertirse en un santuario donde tu mente realmente pueda desconectar", indica.
3. Crear "rituales de transición"
Ryan Zhang sostiene que el cerebro necesita una señal clara para cambiar de ritmo. Por eso, recomienda establecer "rituales de transición" al final de cada jornada laboral. En lugar de pasar de golpe del trabajo al tiempo personal, sugiere dedicar diez minutos a un pequeño ritual que marque el cierre del día.
Puede ser algo tan simple como anotar las tres prioridades del día siguiente, dar una vuelta a la manzana o, simplemente, cerrar la laptop y decir en voz alta: "terminé".
4. Tomarse descansos
Peter Duris recomienda alejarse de la computadora, sobre todo cuando el ritmo de trabajo se vuelve intenso. Insiste en la importancia de hacer una pausa para almorzar, estirarse o salir a caminar unos minutos durante el día. Estos espacios ayudan a mantener la calma y a cuidar la salud mental.
Zhang, por su parte, propone incorporar descansos mentales. Sugiere dedicar diez minutos cada noche para anotar preocupaciones relacionadas con el trabajo. "Esto te da la sensación de haberlas liberado", explica. "Y si después aparecen pensamientos laborales, podés decirte: 'Ya lo anoté, lo voy a resolver dentro del horario de trabajo'", señala.
5. Hablar con tu jefe y con el equipo
Zhang recomienda establecer expectativas claras con el equipo respecto a los tiempos de respuesta. Aclara que muchas de las solicitudes "urgentes" pueden esperar al día siguiente, dentro del horario laboral. Si el trabajo te supera, Duris sugiere hablar directamente con tu jefe y también con el resto del equipo. El gerente puede ofrecer apoyo, y los compañeros podrían ayudarte a repartir tareas para que la carga no recaiga siempre sobre una sola persona.
Resumen final sobre jornadas laborales infinitas y semanas laborales de 9-9-6
Zhang está convencido de que las empresas que logren romper con el ciclo de jornadas interminables y semanas laborales de 9-9-6 tendrán empleados más felices y productivos. "Cuando las personas pueden desconectar de verdad, regresan al trabajo renovadas y concentradas", concluye. "El objetivo no es trabajar menos, sino trabajar mejor. Y trabajar mejor significa saber cuándo parar. Las organizaciones que dominen primero este equilibrio van a tener una ventaja clave, no solo en productividad, sino también a la hora de atraer y retener a los mejores talentos, aquellos que se niegan a sacrificar su bienestar por la ilusión de estar siempre disponibles", destaca.