Disney recibió US$ 2.200 millones del gobierno del Reino Unido en los últimos 15 años por filmar películas y transmitir programas en el país, según un análisis de más de 400 documentos presentados por distintas empresas.
Se cree que Disney es el mayor beneficiario del Crédito para Gastos Audiovisuales (AVEC), un programa británico que reembolsa en efectivo hasta el 25,5 % de la inversión realizada por los estudios. Estos incentivos fiscales generosos atrajeron a las principales productoras de Hollywood al Reino Unido, que también obtuvo ganancias por ese flujo de inversiones.
Según datos del British Film Institute (BFI), los estudios extranjeros aportaron el 87 % de los US$ 2.200 millones (equivalentes a 1.600 millones de libras) que se invirtieron en producción cinematográfica en el Reino Unido el año pasado. Esa cifra representa un incremento del 7,6 % frente a lo que se gastó en 2019 y contrasta con el escenario que se vive en Estados Unidos.
Según la oficina que emite los permisos de filmación, FilmLA, la cantidad de días de rodaje en locaciones de Los Ángeles cayó 35,7 % entre 2019 y 2024. Fue el segundo año con menos actividad desde 1995, solo superado por 2020, en plena pandemia.
Desde entonces, la situación no repuntó. Los últimos datos de FilmLA muestran que entre abril y junio de este año hubo una baja del 6,2 % en los días de rodaje respecto del mismo período del año pasado. Ese descenso se sumó al del primer trimestre, cuando la caída fue del 22,4 %. FilmLA explicó que "cada caída reflejó el impacto de los recortes de producción global y la continua pérdida de trabajo en California, que se dirige a territorios rivales".
El doble golpe de la pandemia y las huelgas de SAG-AFTRA en 2023 dejó a Hollywood contra las cuerdas, justo cuando el Reino Unido comenzaba a delinear un plan para mejorar sus incentivos fiscales a los cineastas. Ese plan entró en vigencia este año y subió el reembolso en 0,5 puntos porcentuales, hasta alcanzar el 25,5 % actual.
La medida obligó a los estados de Estados Unidos a reaccionar. En mayo, Nueva York aprobó un presupuesto estatal que incluye mayores beneficios para la industria del cine. Un mes después, ambas cámaras legislativas de California sancionaron una ley que eleva el tope de sus incentivos fiscales para cine y televisión de US$ 330 millones a US$ 750 millones al año. Así, se convirtieron en los más altos después de los que ofrecen Nueva York y Georgia. Sin embargo, puede que sea tarde y no alcance.
¿Demasiado poco y demasiado tarde?
En febrero, Sharon Waxman, autora y fundadora del sitio de entretenimiento The Wrap, lo dijo sin rodeos en una entrevista con la cadena británica ITV News: "El Reino Unido ha invertido muchísimo esfuerzo, tiempo, dinero y reflexión en sistemas de incentivos que están atrayendo producciones importantísimas de empresas como Disney y Netflix. Allí se ruedan películas de Marvel. Esto supone un gran problema para Los Ángeles, ya que California ha tardado mucho en organizarse". No fue una exageración.
Cuando el streaming empezó a crecer, los estudios se volcaron al Reino Unido para aprovechar sus beneficios fiscales y bajar los costos de rodaje. Para no quedarse afuera, Disney firmó en 2019 un acuerdo que, según trascendió, le otorgó el uso de casi todos los históricos estudios Pinewood del Reino Unido por diez años.
Sus principales rivales, Amazon y Netflix, se instalaron de forma permanente en los estudios Shepperton, ubicados muy cerca, lo que consolidó al Reino Unido como el principal competidor de Hollywood. La demanda fue tan alta que ya están en marcha varios proyectos de nuevos estudios, por la falta de espacio disponible para filmar.
Casi un tercio de las 54 películas y programas de superhéroes de Marvel producidos por Disney se filmaron en el Reino Unido. En una entrevista reciente con Variety, el presidente de Marvel, Kevin Feige, anticipó que esa tendencia seguirá.
"Hace cinco o seis años, cuando todos luchaban por un espacio en el escenario durante la gran expansión... tuvimos la oportunidad de conseguir Pinewood, por lo que muchas de nuestras películas seguirán ahí en el futuro previsible", dijo Feige.
Londres llamando
"Disney, en particular, parece haber asumido un compromiso considerable a largo plazo con el Reino Unido", señaló el analista de la industria Valliant Renegade. "Si bien California podría estar desesperada por recuperar el negocio, lo cierto es que el costo de producción allí es simplemente demasiado alto en comparación, y todos los estudios lo saben. Incluso los costos en lugares como Georgia están aumentando debido a los sindicatos que dominan la industria de producción estadounidense", indicó.
Renegade agregó: "Cuando mirás la lista de películas de estudios como Warner y Universal, tal vez hagan una o dos películas de mayor presupuesto al año (Superman y Jurassic World), con una serie de producciones de rango medio o más chicas, como terror y drama. Disney, sin embargo, habrá lanzado media docena de películas para fin de año que costaron, cada una, un promedio de US$ 200 millones o más, sin contar Avatar de James Cameron".
A menos que California y otros estados no solo aumenten drásticamente sus fondos anuales en créditos fiscales, sino que también eleven de forma significativa el reembolso por cada dólar gastado —para compensar los altos costos internos—, líneas de producción como las de Disney seguirán estando prácticamente fuera de alcance. La mayoría de estos estudios ya tienen operaciones comerciales consolidadas en el Reino Unido y vínculos a largo plazo con entidades financieras como Barclays, Lloyds y HSBC. No parece que vayan a volver pronto.
Como muestra, Disney anunció el año pasado que planea invertir US$ 5.000 millones en los próximos cinco años en películas, series de televisión y contenido para plataformas online producidos en el Reino Unido y Europa. La compañía sumó que, desde 2019, invirtió US$ 4.800 millones (3.500 millones de libras) en la producción de 41 series y 29 largometrajes en suelo británico, lo que generó más de 32.000 empleos.
En comparación, Netflix habría gastado US$ 6.000 millones en contenido británico entre 2019 y 2023. Amazon, por su parte, aseguró en 2022 que invirtió alrededor de US$ 1.000 millones en cuatro años en televisión, cine y transmisiones deportivas en vivo en el Reino Unido. No fue por generosidad.
El análisis de 410 documentos presentados por distintas empresas revela que, en los últimos 15 años, Disney recibió US$ 2.200 millones (1.600 millones de libras) del gobierno británico. Todo esto, a pesar de haber registrado US$ 127.800 millones en ganancias antes de impuestos en ese mismo período, según publicó este autor en The Times de Londres.
El gráfico que acompaña este artículo se basa en los reembolsos detallados en las presentaciones de las subsidiarias de Disney vinculadas a las 54 películas y programas producidos en el Reino Unido y estrenados desde 2010.
El mayor reembolso fue de US$ 138,1 millones (101,2 millones de libras), otorgado a la compañía que produjo las dos temporadas del spin-off de Star Wars, Andor. En segundo lugar quedó el pago de US$ 105,1 millones (77 millones de libras) para la productora detrás de Star Wars: The Rise of Skywalker (2019). El podio lo completa The Force Awakens, la primera película de Star Wars bajo el sello Disney, con US$ 100,3 millones (73,5 millones de libras). Luego aparece The Marvels, con un reembolso de US$ 76,8 millones (56,3 millones de libras), lo que equivale a un 37,3 % de su recaudación en taquilla.
Las 16 películas de Marvel filmadas en el Reino Unido generaron US$ 698,1 millones (511,4 millones de libras), más que cualquier otra franquicia de Disney. Sin embargo, Star Wars tiene el promedio más alto por producción: US$ 84 millones (61,5 millones de libras).
Disney se negó a hacer comentarios sobre los datos. No está obligado a hacerlo, ya que la información proviene de sus propios archivos. Para acceder a los reembolsos, al menos el 10 % de los costos principales de cada producción debe invertirse en el Reino Unido. Para demostrarlo, los estudios crean una empresa independiente por película, lo que permite conocer con precisión cuánto cuesta cada producción. Estos balances deben incluir desde la cantidad de empleados y sus sueldos hasta el costo total y el reembolso recibido.
El reembolso se calcula sobre hasta el 80 % de los gastos básicos. Por eso, para recuperar el máximo del 25,5 % de lo que gastan en el Reino Unido, las productoras deben asegurarse de destinar al menos el 20 % de esos costos fuera del país. Esta condición incentivó a los estudios a instalarse en otros países fuera de Estados Unidos que ofrecen beneficios fiscales aún más atractivos.
Un billete de ensueño
Aunque en el Reino Unido el reembolso se limita al 80 % del gasto básico, no hay tope en la cantidad que se puede devolver. Algunos críticos sostienen que los estudios de Hollywood, con enormes ganancias, no deberían recibir subsidios. Piden revisar los incentivos fiscales. "No es de extrañar que tantos contribuyentes se sientan perjudicados al ver que las grandes empresas se embolsan enormes ahorros", afirmó John O'Connell, director ejecutivo de TaxPayers' Alliance. "Necesitamos urgentemente reformar el sistema tributario, simplificando la complejidad y eliminando lagunas y exenciones para garantizar la equidad y la transparencia para todos", agregó.
Ese reclamo cobra fuerza si se considera que, incluso el propio gobierno británico admite que la industria cinematográfica sigue siendo un sector nicho en el país. Cuando subió el nivel de reembolso hace alrededor de una década, explicó que "se espera que esta medida tenga un impacto positivo en la industria cinematográfica, pero no se prevé que tenga un impacto macroeconómico significativo a mayor escala".
Los últimos datos del British Film Institute (BFI) muestran que, en 2019, cada US$ 1,37 (1 libra) devuelto a los estudios en concepto de reembolso generó US$ 11,33 (8,30 libras) de Valor Añadido Bruto (VAB) para la economía británica. Ese impacto se tradujo en un total de US$ 10.500 millones (7.700 millones de libras) de VAB generado por los incentivos fiscales al cine solo ese año.
El informe trienal Screen Business, publicado por el BFI en diciembre de 2021, reveló que entre 2017 y 2019, los beneficios fiscales otorgados a los estudios generaron un retorno de US$ 18.400 millones (13.500 millones de libras) para la economía del Reino Unido, además de impulsar el empleo a niveles récord.
En 2019, la producción cinematográfica generó 37.685 empleos en Londres y 7.775 en el resto del país. Al considerar los efectos más amplios en toda la cadena de valor del contenido audiovisual, el número asciende a 49.845 puestos de trabajo en la capital británica y 19.085 en otras regiones.
Ese es el impacto económico que Estados Unidos está perdiendo. Según Philip Sokoloski, vicepresidente de comunicaciones integradas de FilmLA, la Coalición de Producción de California estima que un rodaje en exteriores promedio aporta US$ 670.000 y 1.500 empleos diarios a la economía local. "Cifras como estas lo demuestran claramente: California no puede permitirse ceder más trabajo a sus competidores", advirtió.
Lo mismo ocurre en Georgia. En agosto, The Wall Street Journal informó que el gasto en producción en ese estado se redujo casi a la mitad en los últimos tres años, con una baja en la cantidad de proyectos de 412 en el año fiscal 2022 a apenas 245 en el último período. Atlanta, que supo ser un polo clave para Disney, perdió terreno frente a Londres, que se posicionó como nuevo centro neurálgico. La industria lo está notando.
"La ironía es clara: Disney se presenta como el narrador de historias de Estados Unidos, el imperio del entretenimiento fundado en California y expandido por todo el país. Sin embargo, en términos financieros, la compañía está exportando lo que una vez fue su joya de la corona a suelo extranjero", comentaron los analistas de cine de That Park Place.
Aranceles: la secuela
En mayo, el presidente Donald Trump anunció que tomaría medidas severas para frenar la producción de películas estadounidenses en el extranjero. Hollywood quedó en alerta tras su declaración de que impondría un arancel del 100 % a las películas producidas en "países extranjeros" que ingresen al mercado de Estados Unidos. Aunque todavía no se implementó, el tema sigue en discusión. El actor Jon Voight, asesor especial de Trump, reveló recientemente que la Casa Blanca evalúa aplicar un arancel del 120 % al cine y la televisión. También se analiza reforzar los incentivos fiscales a nivel federal y estatal. Sin embargo, estas amenazas no disuadieron a los grandes estudios.
"El Reino Unido sigue siendo un destino muy importante para nosotros", afirmó en junio Tom Rothman, presidente y CEO de Motion Picture Group de Sony Pictures. "El Reino Unido, además de contar con un entorno económico favorable, tiene algunos de los mejores equipos de producción del mundo", aclaró.
Los ejecutivos de la industria manifestaron escepticismo ante la posible implementación de los aranceles, ya que las películas son activos intangibles. No es necesario que crucen físicamente una frontera para ser "importadas". De hecho, un director que trabaja desde Hollywood puede editar de forma remota una película alojada en un servidor en Londres. Incluso se podría transmitir directamente desde allí a una sala en Estados Unidos, sin que el estudio tenga que importarla ni pagar aranceles.
Sin embargo, una vez que un cine proyecta la película en territorio estadounidense, no hay dudas de que los contenidos están físicamente en el país. Esto podría generar una alternativa: que los exhibidores sean quienes deban abonar esas tarifas, lo que en la práctica tendría el mismo efecto que si lo hicieran los estudios.
Irónicamente, si los estudios estadounidenses redujeran su presencia en el Reino Unido, eso podría terminar beneficiando a los cineastas británicos. En 2013, Edgar Wright, director de las clásicas comedias de acción británicas Shaun of the Dead, Hot Fuzz y The World's End, señaló: "Si bien la exención fiscal beneficia a las películas de Hollywood que se ruedan acá, probablemente no sea tan buena para las películas británicas que se ruedan en el Reino Unido. Algunas películas de presupuesto medio-bajo se quedarán sin equipo técnico porque todas las películas estadounidenses se ruedan acá".
Esa situación se mantiene. El mes pasado, durante el estreno en Londres de la primera parte de la temporada 2 de Wednesday, el productor ejecutivo Tim Burton explicó a ITV News que decidieron filmar en Irlanda por la falta de espacio de estudio en la capital británica. Que incluso un gigante como Netflix se quede afuera por no encontrar lugar habla del nivel de atracción fiscal que ofrece el Reino Unido.
*Con información de Forbes US