El radar de los líderes brillantes: cómo dirigen con precisión para fortalecer equipos y anticipar crisis
Daniel Colombo Facilitador y Máster Coach Ejecutivo
Daniel Colombo Facilitador y Máster Coach Ejecutivo
En el liderazgo actual una empresa de cualquier tipo y tamaño ya no es una oficina: se parece más a una nave en constante movimiento. Y el líder, más que un capitán, es un operador con los radares encendidos permanentemente.
De tanto trabajar con cientos de CEOs y líderes en docenas de países, he aprendido que los que son excelentes viven con una doble mirada dividida entre el presente de la gestión y las contingencias, y la proyección inminente. Cada decisión, cada palabra, incluso cada silencio, se convierte en una señal que impacta en los sensores de su equipo. Pero, ¿cuántos líderes operan con radares activos? ¿Y cuántos siguen guiando a ciegas por intuición o por mera repetición de patrones antiguos?
De esta tensión nace el modelo VIGÍA 360: un sistema de escaneo continuo para el liderazgo de alta precisión, que lo he ajustado junto con cientos de ejecutivos en los últimos cinco años. El nombre es el acrónimo de Vigilancia, Inteligencia, Gestión, Ímpetu y Atención.
Inspirado en la logística de un portaaviones, este método propone activar cinco radares internos que operan en simultáneo, para escanear de forma integral todo el ecosistema organizacional: desde la temperatura emocional y las rutas que llevan hacia los resultados, hasta la imagen simbólica de la marca que viven los colaboradores.
Vigilancia, en este contexto, se refiere a que cada líder en su área necesita permanecer como guardián y salvaguardia de los intereses de la empresa, mediante la ejecución y mejora continua de los procesos y objetivos que se han fijado.
Inteligencia es más que el componente intelectual y la conjunción de conocimientos que posea cada líder; se refiere también a una toma de decisiones precisa y minuciosa, y a saber manejar grandes volúmenes de información al mismo tiempo, muchas veces desordenada. Su cualidad esencial aquí es saber clasificar, organizar y darle un sentido práctico para la empresa.
Gestión es la consecuencia de la vigilancia y la inteligencia en acción, diseñando y revisando procesos, tomando decisiones en tiempo récord, muchas veces sin contar con todos los elementos, y haciendo que las cosas sucedan. Aquí agrego el factor de simplificar más que complejizar, lo que lleva a burocracias inútiles y pérdidas de tiempo y dinero. En definitiva, al cuidado de la máxima eficiencia organizacional.
Ímpetu, término que muchas veces se lo asocia con la adrenalina pasajera o con aceleración, en este caso es el combustible esencial para mantener el foco del líder en su mirada inspiradora, hacia el frente y hacia arriba, como dice el maestro y escritor John Maxwell. Sostener el entusiasmo, darle sentido y propósito a los colaboradores y a sí mismo, con agilidad y foco en lo esencial, descartando todo lo superfluo, y vincular efectivamente los recursos de todo tipo, son los que traerán el ímpetu necesario que los impulse.
Atención es el punto más alto de la visión de trescientos sesenta grados que tiene un líder "radar". De su capacidad de observar, trazar y calcular, dependerá, en gran medida, el resultado concreto al que arribarán al final de cada tramo empresarial.
Piensa en un portaaviones: una estructura de hasta cien mil toneladas flotando con delicadeza quirúrgica en el mar, operando tecnología de punta, personas, aeronaves y estrategia militar simultáneamente. Es el arte de lo complejo bajo control y planeación. Cada componente depende de una serie de radares activos. No hay piloto, técnico o comandante que se mueva sin datos. Eso mismo necesita hoy el líder empresarial: datos humanos, técnicos, simbólicos, de servicio y de interacción. No basta con medir resultados: hay que detectar tensiones, prever brechas, leer lo no dicho.
Para no desviarse del rumbo, cuenta con un poderoso y sofisticado radar, que escanea permanentemente lo que se necesita analizar para la ruta prevista.
Los líderes brillantes también tienen un radar, que, en el modelo VIGÍA 360 analiza cinco campos de escaneo simultáneo. No es jerárquico. No es lineal. Es circular, como un radar real. Veamos cada uno:
1. Radar emocional: la frecuencia silenciosa que lo dice todo
No hay KPI que sobreviva al agotamiento emocional. Este radar mide el pulso humano: Ánimo, conexión, tensiones internas, motivación, microclimas de fatiga. Si no se escanea, se filtra. Y si se filtra, se derrumba la energía operativa.
Como ayuda, hay algunas preguntas clave que cada directivo puede hacerse. Es un patrón y una secuencia que, si lo sigues semana a semana, te dará los mapas valiosos de cada aspecto de cómo estás liderando y cómo está el equipo. Por ejemplo:
2. Radar técnico: no hay excelencia sin evidencia
Este panel no habla de emociones, sino de datos. KPIs, desviaciones, ritmo de cumplimiento, y áreas de mejora técnica y humana. Es la cruda verdad operativa, el radar que distingue percepción de ejecución.
Preguntas clave:
3. Radar de servicio: liderar es facilitar, no figurar
Un líder que no facilita es un obstáculo. Este radar mide cómo se vive el liderazgo desde abajo. ¿Facilita procesos? ¿Accede a los problemas o los evita? ¿Está cuando hace falta o solo cuando hay crisis?
Preguntas clave:
4. Radar cuerpo a cuerpo: el nuevo VIP es cada individuo
La atención personalizada es la nueva moneda de liderazgo. No se trata de mimar, sino de acompañar de forma significativa. El escaneo uno a uno detecta potencial, previene fugas y genera lealtad silenciosa.
Preguntas clave:
5. Radar de percepciones: la cultura no se cuenta, se siente
La percepción de la marca interna de cualquier empresa no es marketing: es experiencia viva. Este radar mide el orgullo de pertenencia, la coherencia simbólica, el impacto de los gestos cotidianos en el relato colectivo. Es el radar del significado.
Preguntas clave:
Aquí comparto tres diseños de iniciativas que practican las organizaciones siguiendo este modelo; el resultado les permite tener un mayor dominio y precisión de lo que sucede así como de las prospectivas de lo que podría pasar:
No hay liderazgo sin escaneo, mucho menos en tiempos desafiantes y cambiantes. No hay navegación sin radares. Y no hay futuro sin visión. El modelo VIGÍA 360 no es una teoría: es práctico, concreto, sencillo de ejecutar, y económico. Invita a dejar de gestionar desde la planilla y a empezar a operar desde la conciencia expandida. Porque quien lidera con radares no solo evita colisiones: también detecta los horizontes más propicios.
Daniel Colombo
Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 34 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Coach profesional certificado por ICF en su máximo nivel, Coach certificado, Miembro y Mentor en Maxwell Leadership, el equipo de John Maxwell.
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